Portada, Sevilla

La Semana Santa de 2022, el análisis (III)

 Viernes por el puente

El Cachorro apareció sin potencias y sin corona, pero con las reformas del paso por fin en la calle. La Señorita de Triana derrochó elegancia y la Virgen de la O, para quien suscribe, una de las más bellamente ataviadas de toda la Semana Santa. Y es que el Viernes nos mostró el buen hacer de los vestidores a través de sus dolorosas. Inmejorable la Soledad de San Buenaventura, clásica Nuestra Señora del Mayor Dolor y elegancia con la Virgen de Montserrat.

El instante bochornoso lo pusieron unos vecinos de la calle Castilla que desde su domicilio molestaron por sus gritos a quienes contemplaban la entrada de la dolorosa, pidiendo silencio desde la calle. La Sagrada Mortaja nos llevó casi dos mil años atrás y Montserrat recordó en el Molviedro por qué ahí se sueña con la Semana Santa.

Sábado de altas temperaturas

«Qué sería del Sábado Santo sin la hermandad de la Trinidad», se escuchaba decir a unos jóvenes cuando la última Esperanza llegaba a María Auxiliadora. La jornada cerró con retraso. Volvieron a escucharse las críticas a la organización de la carrera oficial cuando el Santo Entierro pasaba desde la avenida de la Constitución hasta la plaza Nueva. Porque tras la Soledad el sonido seco de las sillas distorsiona la atmósfera que se forma alrededor de la cofradía pero es todavía peor cuando el los tres pasos de la corporación de San Gregorio llega hasta la céntrica plaza. El numeroso público se apostó al Sábado Santo en la segunda parte de jornada. De los Servitas pasó a la Trinidad y de ahí dio paso al centro, para llenar la plaza de San Lorenzo y Alfonso XII.

El Sol mostró las nuevas pinturas de Raúl Berzosa en el palio, una cofradía originalísima que poco a poco va haciéndose a sí misma, y cuya labor por parte de José Manuel Bonilla Cornejo es más que encomiable, regalando a la ciudad una cofradía personal como pocas. La noche fue recogida en San Marcos, con la llegada de los Servitas y un público escogido.

Domingo… ¡por fin un palio que se mueve!

La Semana Santa habría sido completa con un Lunes y Martes Santo redondo. Avanzaron los días, subieron las temperaturas, y desembocamos en un día donde por la Virgen de la Aurora pudo estrenar su palio. Si hay una frase repetida en el día de hoy está relacionada con el movimiento del palio de la Madre del Resucitado. La Paz, la Estrella o la Macarena perdieron el movimiento que les caracterizaba en pos de un andar donde las bambalinas laterales nada se parecen a las que observamos en los palios de los años ochenta. Con la Virgen de la Aurora llegaron las últimas petaladas, como la que se vio en la cuesta del Rosario, y con el Señor de la Sagrada Resurrección regresaron los buenos tiempos de Virgen de los Reyes.

La Virgen de la Aurora. Fotos: Andrés González

El comportamiento del público

Un público tan extenso, tan de aquí y tan de fuera y con miles de comportamientos que resumirlo sería tarea imposible. Poco puede achacársele a quienes viven con respeto la celebración. Por el contrario, crecen los que llegan al centro viendo la celebración como un divertido evento donde dejan al descubierto su mala educación. Lo vimos fundamentalmente el Miércoles Santo con los Panaderos pero también en las cercanías de Arfe al paso del Baratillo. Hay quien extasiado contempla el numeroso gentío alrededor de los pasos. Otros, los que quizá se encuentran ahí y vivan como creyentes la celebración pensarán que sobra mucha gente, cada año más, que ve la Semana Santa como mero espectáculo y la vive como si fuera aficionado de un equipo de fútbol.

Otro comportamiento que podría ser perfectamente prescindible es el de quienes lanzan las petaladas. Que antes de la llegada del palio se observe a estos especímenes tomándose selfies, sacando fotos del público o incluso tomando fotografías del compañero que está lanzando los pétalos es algo que no aporta nada a la Semana Santa. Se han erigido en insustituibles y así lo hacen saber días antes para que nadie falte a la cita de la gran petalada, informando a través de sus redes sociales y posando como si estuvieran en la première de alguna obra del séptimo arte.