Sevilla

Lucena y Sevilla se entregaron a la maravillosa procesión de la Virgen de Araceli

La corporación celebró su salida triunfal en la tarde de este sábado

Marcaba el reloj las ocho y media de la tarde cuando la pureza de su manto comenzó a cobijar las oraciones de la feligresía.

La delicada Imagen de la Virgen de Araceli, esplendora sobre su paso procesional, bajaba la rampa y se reencontraba con la ciudad del Guadalquivir tres años más tarde.

Bellisímas instantáneas de la procesión de la Virgen de Araceli. Fotos: Andrés González.

La Señora traía la esencia inconfundible de la Imagen lucentina, portando el terno blanco de saya bordada y manto liso, y pecherín enjoyado evocando a la Reina enjoyada con oro de Ofir del Apocalipsis.

El elegante exorno floral engalanaba el paso, y los sones de la Banda de María Santísima de la Victoria (Las Cigarreras) acompasaban musicalmente las mecidas de los costaleros con un repertorio de corte clásico y alegre.

El cortejo desfiló por las calles del centro, desde la feligresía de San Andrés hasta la Plaza del Duque, Alfonso XII, Campana o Laraña, pasando por la Plaza del Pozo Santo o la Iglesia de San Martín.

Como curiosidad, el perno que sostenía al Niño Jesús en los brazos de la Imagen Letífica se aflojó en una levantá, ante lo cual el Niño quedó levemente inclinado.

A los pocos minutos, el paso se detenía ante la Capilla de la Hermandad de los Panaderos, momento que se aprovechaba para colocar correctamente al Niño, subsanando el pequeño contratiempo.

La Virgen del Araceli, rodeada de devotos durante todo el camino, iluminó la jornada de este sábado gozoso en el que la capital hispalense ha presenciado el esplendor de la corporación filial sevillana.