De cuando en cuando la información cofrade se trufa de tristes noticias que nos hacen regresar a todos a la amarga realidad y a la crudeza de la vida por la que nos ha tocado deambular, forjar sueños, soportar tempestades, construir proyectos y sufrir pérdidas. Noticias que suenan como un aldabonazo en el corazón de quienes las leen y nublan el alma de propios y extraños.
Es el caso de la luctuosa noticia que acaba de remover a la Córdoba cofrade, el fallecimiento de Antonio Sáez Gallegos, miembro de una de las sagas de capataces más importantes de la historia de la Semana Santa de Córdoba. Fue capataz del Huerto, Misericordia, Lágrimas, Buena Muerte, Reina de los Mártires, y costalero de otras muchas, junto a sus hermanos y padre. Mandó la última cuadrilla profesional de Córdoba.
Según explica David Pinto Sáez, “nuestro tío Antonio fue el primer contraguía de Córdoba. Cuando no existía esa figura en Córdoba, Buena Muerte impuso la figura, influido por las hermandades de Sevilla. Lo fue de la Reina, y posteriormente en las Lágrimas”. Una familia cuya vida estuvo siempre al servicio de las cofradías cordobesas y sin cuyo concurso sería imposible comprender el mundo del costal en la ciudad de San Rafael.

Una dolorosa pérdida, como siempre ocurre cuando se marcha una persona cercana, que ha llenado de consternación a sus familiares y amigos y a todos los afortunados que compartieron parte de su vida con él.