Internacional

Prohiben tañer las campanas de una Iglesia de Valencia

Todo lo que denote aroma a Iglesia parece que causa cierta repulsa en determinados mandatarios gubernamentales. Lo hemos visto en diversas localidades de nuestra geografía, donde los representantes políticos de turno se resisten a acudir a actos religiosos tal y como exige su cargo, o con la amenaza de reducir o suprimir las subvenciones a las Hermandades y Cofradías de la ciudad, con la riqueza tanto monetaria como cultural que le aportan.

En Valencia se ha producido una vuelta de tuerca más contra nuestra fe. El Ayuntamiento, presidido por Joan Ribó, ha prohibido a la Iglesia de San Nicolás hacer sonar sus campanas hasta que un técnico corrija las deficiencias de las mismas. Esta medida se toma apoyándose en la Ley de Protección contra la Contaminación Acústica y podría derivar en una sanción. Además, el máximo organismo local valenciano ha aprobado la moción de la eliminación de toda simbología religiosa en los espacios públicos dependienten del Consistorio.

Resulta especialmente curioso que en una tierra tan propensa al ruido como Valencia, donde fallas, mascletás y demás celebraciones que distan de ser silenciosas se llevan a cabo con la total normalidad que merece cualquier tradición. Lo que llama la atención es que el sonido de unas campanas de una iglesia puedan causar tanto perjuicio a un vecino valenciano. Hay de todo en la viña del Señor, dicen.