Cada día que pasa es algo que me preocupa de manera grave. El avance de un espectro político debería entenderse sólo como un viraje en cuanto a unas políticas más o menos distintas a las instauradas en un momento determinado, pero ya sabemos que “Spain is different”, y por eso, estamos viviendo sin saberlo -yo me lo estoy imaginando- no un viraje, sino una deriva de consecuencias insospechadas que pueden asemejarse y de hecho lo hace, a un período terrible en España.
Hasta hace unos meses era escéptico al hecho de volver a repetir uno de los periodos más turbios y oscuros de la historia de nuestro país, esa porción de sucesos que la izquierda radical ha intentado blanquear y ocultar a base de pegar el cartel del más que deplorable franquismo. Ese período, en el que el odio era exactamente el mismo que en años atrás, fue un caldo de cultivo para que el puchero se condimentase con pólvora, sangre y persecución años más tarde con el alzamiento militar del 36, y aunque no es excusa, podría llegar a entenderse como hace alguien que no vivió ese negro periodo, pero que vive atónito y con cierto temor las políticas que comienzan a hacerse visibles con el nuevo gobierno de la ultraizquierda, comunista y separatista -este puchero no se queda atrás tampoco- que con la colaboración de una gran parte de la ciudadanía, parece el salvador de gualtrapas, extremistas, totalitaristas y biznietos de bisabuelos que si levantasen la mirada, quizás posaban dos sopapos en la cara de los que con la misma idea que un servidor de botánica, hablan de la defensa de los derechos familiares.
Cabe recordar -volviendo a la receta del cocido- que uno de los ingredientes favoritos de esta banda de descerebrados y guerracivilistas, es la persecución a la Iglesia a la que ven como una amenaza constante. Lo hicieron en el año 34 con la mismas siglas, y casi 90 años después retoman el camino en lo que más bien empieza a parecer una dictadura a base de reglamentos en los que los beneficiados son los vagos, las hembristas, los inmigrantes, los independentistas y los que van con su mecherito hasta arriba de gas por si tienen la ocasión de calentarse a la lumbre de un altar.
Y es que lo anterior no se piensen que está tan lejos si asistimos atónitos a como los izquierdacomunistas han hecho acopio de combustible alrededor de la Iglesia y más concretamente de la Fe Cristiana. Este Gobierno, defensor de las libertades, defiende los sentimientos religiosos a base de permitir al que desee, “cagarse en Dios y en la Virgen”, disfrazar a la Macarena de drag queen, o mearse en los faldones de un paso esta Semana Santa en base a la libertad de expresión. Pero no se equivoquen, estas libertades de expresión acaban si el destino son ellos o los entornos que ellos defienden ¿les suena de algo?.
El caso es que con los votos a favor de los Diputados socialistas andaluces -entre otros- parece aprobarse la propuesta del Congreso de despenalizar en el Código Penal las injurias hacia los sentimientos religiosos mientras penaliza el enaltecimiento al franquismo, no condena hablar abiertamente del Comunismo con millones de muertos a sus espaldas, y sigue castigando someramente la violencia etarra. Todo esto, que más bien parece un chiste, está sucediendo en España, en lo que se presupone un país avanzado que como siempre la izquierda pretende poner patas arriba para continuar con el destrozo y la persecución que dejaron a medias y que su empecinamiento convierte en su política.
Creo que más pronto que tarde lloraremos, incluso todos esos que ven en este Gobierno la posibilidad de tener un dinerito sin dar un palo al agua, y que verán como se quedan en la miseria más absoluta mientras quizás otros estén en países extranjeros con nivel de vida más barata tirando de billetes en plan Daddy Cadi, ese, querido comunista, será el momento en el que tengas que quitar toda la mierda que plantas en la Iglesia, y pedir ayuda al cielo… no te la negarán.