El Capirote, Opinión, Sevilla

Rosario del Barrio León, ¿titular gloriosa de San Gonzalo?

Escasas semanas quedan para que dé comienzo el mes del rosario. A las vueltas de las vacaciones las miradas quedan puestas en la celebración del día 8, la conmemoración de los Dolores de María o el poblado calendario de octubre con un rosario de advocaciones que de seguir así se quedarán sin pisar las calles. ¿Será el palio de Monte-Sión el primero en verse en otoño?

Hay quien ha acabado ya sus estancias en la costa y quienes comienzan el curso cofradiero en octubre. Pero, aunque faltan semanas, entre los corrillos se habla —y bastante— de la que podría ser la fusión entre el Rosario del Barrio León y la hermandad de San Gonzalo. Tanto que parece que octubre está a la vuelta de la esquina cuando apenas hemos comenzado un mes de septiembre que poco se parecerá a los de los tiempos anteriores a la pandemia.

La situación por la que atraviesa la corporación letífica no es muy halagüeña. Tiempos donde han mermado las cuotas, donde familias que han sufrido la crisis han recortado también en abonar a las corporaciones las cantidades anuales… tantas y tantas variables que terminan por provocar que junto con otras circunstancias nos demos cuenta de que las hermandades no están al margen de la sociedad y que, como esta, también sufren las épocas difíciles.

 El camino más corto pasa por fusionarse con la hermandad de San Gonzalo. El empuje de la hermandad del Lunes Santo es tal que nadie duda de que a buen recaudo fortalecería a la Niña del Barrio León. Porque las penitenciales, que también tienen sus problemas, cuentan en el aspecto económico que les permite seguir avanzando y asentándose. Las glorias, por su parte, van a la zaga y algunas se mantienen en pie gracias a las subvenciones del Consejo… ¡y ya van dos años sin Semana Santa!

En la hermandad del Barrio León hay quien apuesta por tomar este camino, pero no todos están de acuerdo. Están los que deciden esperar a una mejora de la situación y quien siendo conocedor de que la fusión salvaría a la hermandad esta quedaría como un brazo de la penitencial, quedando relegada a una segunda posición. Nada extraño. ¿Qué fusión, tanto letífica como sacramental ha logrado imponerse a las penitenciales? Aquí, aunque haya quien quiera igualar en el mismo tablero unas y otras, sabe dónde reside la fuerza de nuestras hermandades. Y a veces el camino más corto… es también el único.