Febrero de 2021. Viernes. Mañana. El Presidente de la Hermandad Matriz de Almonte convoca a los medios para anunciar la más que previsible suspensión por segundo año consecutivo de la procesión de la Santísima Virgen del Rocío.
Santiago Padilla pronunció unas palabras que resuenan aún en la memoria de muchos romeros: “El traslado de la Virgen, cuando pueda realizarse, será inevitablemente distinto a como se ha realizado hasta ahora”.
Dicho de otro modo, las masificaciones no existirán a corto-medio plazo en las procesiones de la Virgen. No es una cuestión de gustos personales o de la decisión de la junta de gobierno de turno. Esto es mucho más serio.
La pandemia del covid-19 ha provocado un replanteamiento consistente de la seguridad y logística de cualquier acto en las calles. Y a la vista está la prudencia de muchos obispos en Andalucía y fuera de ella para permitir los cultos externos de las cofradías.
Por ello, mientras los romeros andan enfrascados en los cultos a la Blanca Paloma o en los que están celebrando de manera extraordinaria las hermandades filiales, este asunto sigue sobre la mesa.
¿Cómo será ese traslado soñado de la Virgen del Rocío a la aldea? ¿De qué manera se desarrollará el salto a la reja? ¿Qué protocolo se seguirá para las futuras procesiones de la Virgen en Pentecostés?
Parece lejano, pero la vacunación contra la pandemia va cogiendo ritmo, y es más que probable que en el año 2022, o incluso antes, pueda tener lugar el ansiado regreso.
El propio Hermano Mayor del Rocío de Sevilla, Gabriel Rojas, se mostraba optimista en cuanto a la romería de 2022 en la entrevista que publicaba Gente de Paz la pasada noche.
Fíjense que muchas veces la respuesta está en la historia. Y viendo los últimos saltos de los almonteños en busca de la reina de las marismas, llama poderosamente la atención el del año 2013.
Si se paran a mirar aquel momento, se enciende la bombilla sobre cómo se podría volver a sacar a la Virgen. La multitud de peregrinos deseosos de ver y llevar a la Blanca Paloma se agolpaban en el centro y en las naves laterales de la Ermita, pero dejando un anecdótico pasillo despejado que permitió mantener el orden en todo momento, el acceso rápido del simpecado hasta el presbiterio para el inicio de la procesión y el movimiento de la Señora hasta la puerta sin perder en ningún momento la verticalidad.
Los propios comentaristas de Canal Sur, cuya instantánea se recoge al inicio de este artículo, no salían de su asombro por la magnífica coordinación que mantuvieron los almonteños desde el inicio del recorrido.
Pues ahí lo tienen. Ésa es la clave y el camino a seguir por los organizadores de la salida de la Virgen. Todo volverá a lucir como antes, pero la pandemia no podrá borrarse de un plumazo.
Por esa razón, la Hermandad Matriz debe plantearse las procesiones tanto en la aldea como en Almonte con un control estricto del aforo, las entradas y salidas, las personas que llevan a la Virgen o la idoneidad del recorrido en cuanto a amplitud y comodidad para los romeros.
Las nuevas tecnologías serán sin duda una de los principales aliados para lograr este cometido. Desde las cámaras, a los contemporáneos drones o los GPS, los instrumentos más novedosas serán cruciales para retomar los actos de la Virgen en las calles.
Estos días gozosos llegarán, y aunque ahora solo tengamos el alma y la mente puesta en ese lunes de Pentecostés que prácticamente tocamos con los dedos y en la belleza de la Virgen del Rocío desde su altar en Almonte, volveremos a disfrutar de la Señora paseando por el pueblo y recorriendo las marismas de regreso a su ermita.