El viejo costal, Opinión

Sin entender, nada o casi nada

Leo constantemente, en la prensa local o nacional, los continuos ataques sufridos por los católicos. Agresiones, ataques, muerte incluso. Concretamente según el Observatorio de la Libertad Religiosa y de Conciencia (OLRC), durante el año 2018 se produjeron 200 ataques contra católicos, con algunas crestas en determinados días, el día 8 de marzo, día de la mujer, se registraron 11 ataques contra templos cristianos, según esta fuente, perpetrados por feministas radicales.

Por comunidades autonómicas, la más perjudicadas, Valencia con 30 y Andalucía con 26, y yo desde mi modesta opinión, creo que todas sobran, por algo muy básico, y es que nadie debe de sentirse atacado por sus ideas o creencias.

Nunca atacaré a quien desee declararse agnóstico, ateo, musulmán, o de cualquier creencia, tampoco a los que tienen políticamente hablando tendencias de un lado o de otro, no me importa, ni debería importarle mi religión o tendencia política de existir o tenerla, ¿no creen que así de simple?

Nunca creí en bandos, ni en ganadores, ni en perdedores, y a pesar de lo que ustedes puedan pensar, respeto a todo el que sabe hablar, sin calentura, sin odio injustificado, con conocimiento y sobre todo con respeto, lealtad y empatía hacía la otra parte, eso en nuestra España de sangre derramada y caliente, es algo inconcebible, distante y lejano, una quimera.

Las personas no son sus creencias, son personas, que buscan y tienen la esperanza de crear un mundo mejor, humanitario y lleno de igualdad, entre humanos, si atacamos a los demás sea por la causa que sea, estamos demostrando que nuestro comportamiento es irracional, ¿seré más de derechas o de izquierda si golpeo a todo lo que se mueva en sentido contrario a mis ideas?, ¿seré mejor persona y más destacada en mi grupo por ello?

No, la vida en sociedad es algo muy distinto, respetar es algo muy difícil, es un ideal perfecto y lleno de armonía, algo que en política ni se da, ni se encuentra, en la sociedad actual tampoco.

Yo trataré siempre de entender cada postura, ya saben unos con la inmatriculación, otros con lo contrario, otros que pasan de estos asuntos, otros que hacen de ellos motivo de su vida, otros ni están ni se le esperan, y yo cada día entiendo menos de esto, bueno sin entender, nada o casi nada.

Lo único que, sí entiendo, y espero que ustedes conmigo, es que los radicalismos están condenados a meternos en problemas, y que la paz solo se alcanza en la serenidad de la más absoluta igualdad entre personas, nunca hay paz donde se vive con odio.