La relación de las hermandades con los ayuntamientos es un asunto que no siempre resulta tan fácil como debería. Hemos visto casos sonados de disputas por la colocación de los palcos o las sillas o por temas de subvención económica, incluso de crítica por ocupación del espacio público. Por desgracia, los juegos políticos e ideológicos interfieren en demasiadas ocasiones con la grandeza y el impacto que tiene la Semana Santa en una determinada ciudad en todos los posibles sentidos. Más allá de ser un acto eminentemente religioso, conlleva incontables aspectos beneficiosos para cualquier localidad.
En La Línea de la Concepción, por fortuna, la relación actual entre ambas partes es buena, pues el Ayuntamiento del municipio gaditano, gobernado de forma abrumadora por un partido localista (LaLínea 100×100), con 21 concejales de los 25 posibles, muestra una buena predisposición hacia las cofradías y gestos encomiables hacia ellas. Sin embargo, dada la brillantez y repercusión de la Semana Santa linense, es innegable el hecho de que se puede mostrar un apoyo más férreo y justo hacia sus hermandades, especialmente si analizamos, como se hará en este artículo, en qué se traduce ese apoyo en otras localidades de similar trascendencia en materia cofrade. Todo hace indicar que en el caso de La Línea, sufrimos un incomprensible agravio comparativo con respecto a lo que sucede en otros lugares en lo que se refiere al ámbito de subvenciones económicas otorgadas.
Por poner cada cosa en su lugar, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía, la Semana Santa de La Línea de la Concepción es uno de los acontecimientos más importantes de la ciudad a lo largo del año. Por ello, la Semana Santa es y debe ser uno de los principales baluartes económicos, culturales y turísticos de una ciudad que, precisamente, no va sobrada de todo ello ni del prestigio y buena imagen que tanto necesita, y que las hermandades le brindan. Catorce hermandades, de muy buen nivel patrimonial, procesionan en un municipio que ronda los 65.000 habitantes.
En relación a la cuestión que vertebrará este artículo, el de las subvenciones económicas por parte de los ayuntamientos hacia las cofradías, en el encuentro de Presidentes de Agrupaciones y Consejo de Hermandades y Cofradías de Andalucía que tuvo lugar en Córdoba en el año 2022, consta en el acta de la reunión que uno de los ponentes, Ricardo Rojas, “manifiesta que por cada euro invertido se obtiene un retorno de 3,88 euros“. Es decir, casi se cuadruplica la inversión realizada. Una apuesta sobre seguro.
Sin embargo, desde que uno tiene memoria hasta este año 2022, la cantidad recibida por parte de las hermandades proveniente de una subvención económica del ayuntamiento ha sido de cero euros, más allá de los lógicos costes en materia de organización, infraestructura y servicios. Este año, no obstante, se ha celebrado una Exposición de Enseres muy importante en la ciudad, alojada en el Palacio de Congresos linense durante una semana, para lo cual el consistorio linense sí ha realizado una inversión económica hacia el Consejo Local. Cifra que podría llegar a alcanzar los 8.000€ de cara al próximo año según la aprobación inicial de los presupuestos municipales, a expensas lo que suceda en las elecciones municipales, claro está. Igualmente, se ha “perdonado” a las hermandades tener que pagar dos de las cuotas (120€ de 240€) anuales que se establecieron en su momento para sufragar los gastos de funcionamiento del Consejo Local. Sí, por increíble que parezca, las cofradías linenses han debido pagar dinero de sus cuentas para que el Consejo Local pueda llevar a cabo su actividad habitual, en lugar de que el Ayuntamiento sea quien sufrague sus gastos, como debería ser. Un despropósito.
Antes de pasar a lo más sustancial de este artículo, la comparación con lo que sucede en otras ciudades, conviene hacer alguna consideración previa. El actual equipo de gobierno de La Línea heredó un Ayuntamiento arruinado económicamente y una ciudad que era un desastre en demasiadas cosas. Todo ello como resultado de la nefasta gestión que venían sufriendo los linenses durante demasiadas legislaturas. La labor del actual consistorio es, desde el punto de vista de quien escribe, excelente y digna de elogio en muchos ámbitos, especialmente en el económico y en el de mejora global de la ciudad. En 2019, el ayuntamiento linense era el 11º más endeudado de España, cuatro años después, el 71º. También en el ámbito de la Semana Santa la gestión no es negativa, con buenos gestos hacia sus cofradías. El presente artículo se escribe aún a sabiendas de todo ello, y con el único objeto de realizar una crítica constructiva sobre algo que, además de ser muy susceptible de mejora, es de justicia y muy necesario para las hermandades linenses.
Es innegable que la repercusión de la Semana Santa linense no puede compararse con grandes ciudades como Sevilla, donde las cofradías de penitencia se reparten 2,3 millones de euros, recibiendo cada hermandad entre 10.690 y 42.648 euros dependiendo del número de pasos y de si pasan o no por carrera oficial; en Jaén, la subvención a la Agrupación de Cofradías es de 30.000€ en total; en Huelva, 80.000€; en Córdoba, 313.000€ y otros 80.000€ destinados a ayudas sociales, en Cádiz, 133.000€; en Málaga, 90.000€; en Jerez, siendo uno de los ayuntamientos más endeudado de España, de 105.000€; en Granada, 75.000€; y en Almería, 100.000€.
La réplica a los datos anteriores es sencilla. Son Semanas Santas de capitales de provincia -y Jerez-, con muchas hermandades y gran repercusión, a las que se les presupone cierto saneamiento económico, aunque en realidad, no es así en todos los casos, véase el caso de Jerez o el de Jaén, de los ayuntamientos más endeudados de España. Por ello, ahora centrémonos a otras ciudades que sí pueden ser comparables con La Línea, tanto a nivel demográfico como económico, y también en cuanto a población. Sin presunción de ser cien por cien exhaustivo, dada la dificultad de encontrar datos certeros para realizar las comparaciones, se relacionará el nombre del municipio con la población, la deuda por habitante, el número de hermandades, la cuantía económica que recibe el Consejo Local (o denominaciones análogas), y la cantidad que recibe cada una de ellas. Como pequeña nota a pie de página, para calcular la cantidad que recibe cada hermandad de subvención, lo que se ha hecho es dividir la subvención anual entre el número de hermandades de penitencia, considerando que puede existir alguna inexactitud, ya que se ha dividido entre las hermandades de penitencia de cada lugar, pudiendo estar incluidas las hermandades de Gloria en el reparto -no siempre es así, pudiendo existir partidas específicas para ellas-. Hay que tener en cuenta, además, que los respectivos consejos en ocasiones reservan alguna parte de la subvención para sus lógicos gastos de funcionamiento (carteles, premios, revistas oficiales, actos…), y que puede que no todas las cofradías reciban la misma cantidad en función a diversos factores. Sea como sea, la cifra es meramente indicativa y aproximada. A esto hay que añadirle que en muchos de estos lugares se instalan sillas que el público costea, como vía de financiación. En La Línea se hizo un intento hace unos años pero la idea se abandonó rápidamente, quizá por la estrechez de calle Real (carrera oficial). Quizá un recorrido común por espacios más abiertos sí facilitara la rentabilidad y viabilidad de las sillas, pero ese es otro tema.
En la vecina Algeciras, la subvención es de 62.529,47€; en San Roque, de 58.000€; en El Puerto de Santa María, de 35.000€; en Valverde del Camino, de 13.500€; en San Fernando, de 27.000€; en Marbella, de 55.000€; en Arcos de la Frontera, de más de 30.000€ (3.000€ por hermandad); en Ayamonte, de 15.000€; en Ceuta, de 189.000€; en Tarifa, de 20.000€; en Villamartín, de 50.000€; en Almonte, de 9.000€; en Coín, de 23.000€; en Osuna, de 34.000€; en Ronda, de 17.000€, en Huércal-Overa, de 78.000€; en Motril, de 25.000€; en Berja, de 39.000€; en Chiclana de la Frontera, de 39.100€; en Puerto Real, 0€; en Lebrija, de 12.000€ (mas 4.000€ para bandas); en Sanlúcar de Barrameda, de 31.500€. Nótese que en la tabla no aparece ni una capital de provincia, sino localidades -algunas de ellas, cercanas- con poblaciones menores, mayoritariamente, a la de La Línea, con un número de cofradías que, por regla general, es inferior o similar al del municipio linense, y con deudas por habitante tanto superiores como inferiores, para ofrecer un amplio abanico de datos y reflejar que la grandeza de la Semana Santa no se corresponde con lo recibido por las instituciones, y roza el límite de la indignidad.

A la vista de estos datos, las conclusiones son bastante claras. En primer lugar, es un auténtico milagro que las hermandades linenses hayan, no solo subsistido de forma totalmente autónoma, sino que además gocen de un patrimonio de una calidad tan elevada pese a la ausencia histórica de subvenciones hasta la fecha, y con unas cuotas de hermano que no son nada elevadas. Un patrimonio que se traduce en forma de imaginería, bordados, tallados, enseres, bandas u orfebrería de gran calidad, y que hace pensarse en qué se invierte el dinero de subvenciones en determinadas localidades. Ya saben, las comparaciones, que son muy odiosas. Las hermandades linenses, en este sentido, están por delante de prácticamente todos los municipios relacionados en la tabla, si bien en otros aspectos sigue quedando mucho camino por recorrer. Ojalá que la proximidad de las elecciones municipales anime a quienes nos vayan a gobernar los próximos años -ojalá los mismos-, a tomar cartas en el asunto y estudiar una partida presupuestaria a la altura, digna a las hermandades linenses. Sería de justicia que, como mínimo, cada hermandad reciba para empezar 2.000€, y poder ir aumentando esa cantidad hasta una cantidad que se acerque a la cifra media que recibe cada hermandad de los municipios citados en la anterior tabla, que roza los 5.000€ (4.814€), quitando de la ecuación el caso de Puerto Real, donde tampoco se tiene subvención alguna.
Ojo, no se trata de pedir un dinero que se quite a otros asuntos que, seguro, son de mayor importancia, sino de que las partidas que se destinan a cultura o festejos, se repartan de una forma más equitativa hacia las hermandades. A lo mejor no hace falta organizar trece conciertos de música con grupos de primerísima calidad en el ciclo “En La Línea Música”. O quizá resulte un poco llamativo que en 2018 se invirtieran 15.000€ en Carnavales, y actualmente se haya llegado a ascender a 40.000€, y en la Velada y Fiestas en 2018 la inversión fuera de 120.000€, hasta alcanzar los actuales 300.000€, algo que me parece perfecto, siempre y cuando la Semana Santa recibiera un trato equitativo, que no es el caso. De los 0€ que el Consejo obtenía hasta 2022, la cuantía alcanzaría los 8.000€ de cara al próximo curso, cifra que, dado el número de hermandades, catorce, sigue siendo tan insuficiente como indigna. No es de recibo que para otros festejos los presupuestos hayan crecido de esa manera en comparación con los de la subvención a las cofradías, que hasta ahora era inexistente. Quizá la Semana Santa no aporte un beneficio económico directo como puede aportar la Feria, pero sí que existe una retribución económica indirecta que termina recayendo en el bien de la ciudad, además del enriquecimiento cultural y buena imagen que se proyecta hacia fuera, tan necesaria para el municipio. Eso hay que valorarlo como merece, ya que la Semana Santa de La Línea no es, en absoluto y le pese a quien le pese, un fenómeno inferior al Carnaval, la Navidad o la Feria, El cofrade es un sector importantísimo y muy numeroso de la población linense, basta con revisar ciertas fotografías donde se aprecia el público en las procesiones. Simplemente, lo que se pretende es pedir que se considere concienzudamente la propuesta y reclamar justicia ante el incuestionable impacto económico que tiene la Semana Santa de la ciudad. A buen seguro, en el Ayuntamiento se manejarán cifras acerca de este asunto. Y si no, que se consulte al gremio hostelero. La cuestión central es la de potenciar, con mayúsculas, el ámbito cofrade, y realizar una inversión que permita a las hermandades tener un ligero colchón de respiro económico, que en algunos casos pueda suponer que, poco a poco, se pueda ir creciendo en diversas direcciones, de forma constante, no para para acomodarse en ella, sino para tener ese trampolín y tranquilidad económica que permita la evolución continua y con pasos seguros.
Todo lo anterior no quita, como decía, los encomiables gestos del Ayuntamiento hacia las hermandades, como el adecentamiento y mejora progresiva de la carrera oficial, los palcos de autoridades o el refuerzo de los servicios de policía, limpieza y protección civil, aunque el cuidado de otros detalles, como obligar a la retirada de veladores que tantas estampas estropean al paso de las hermandades, la mejora de la iluminación, la retirada o subida de los cables, que tanto deslucen y llegan a poner en peligro el patrimonio de las cofradías, o dejarle meridianamente claro a los hosteleros, de una vez por todas, que los camareros no pueden estar cruzando la carrera oficial a su antojo para atender a las mesas, tampoco estarían de más.
En conclusión, las cofradías linenses tienen un patrimonio de notable alto o sobresaliente en algunos casos en materia de patrimonio, pero se conforman con sacar un cinco raspado en lo que se refiere a defenderlo o darle visibilidad como corresponde. Es de justicia que reciban un empujón presupuestario por parte de un Ayuntamiento que, pese a continuar con problemas económicos, ha ido mejorando esta situación paulatinamente, e incrementado considerablemente sus inversiones en otros festejos. Que nadie dude de que un porcentaje de esa mejora de la economía de la ciudad también la traen las hermandades con toda la actividad económica que generan los desfiles procesionales y la actividad de una cofradía a lo largo de todo un año, con la adicional labor social que realizan, tan poco reconocida en demasiadas ocasiones. La Semana Santa de La Línea no puede seguir sufriendo este agravio comparativo con la de tantos municipios a lo largo de nuestra geografía, donde sí se reconoce su labor e importancia justamente. Por esto sí que los cofrades debemos luchar, como un colectivo compacto, con garras y dientes, y no por decidir si las hermandades pasan por aquí o por allá, o por evitar que haya un determinado día en el que coinciden dos eventos o actos de cofradías, u otras cuestiones protocolarias absurdas y obsoletas. Es hora de que las cofradías se pongan en su lugar, el que se han ganado por derecho propio. Las cofradías, como la ciudad, también deben ir p’alante. Lo merecen.
Fuente documental https://www.lasexta.com/noticias/economia/estos-son-ayuntamientos-mas-deuda-espana_2022063062bdb64703d1fb0001eeef07.html