Córdoba

Un cambio necesario que se aprecia con nitidez

Cuando el pasado 8 de diciembre la Hermandad de Jesús Nazareno confirmaba las personas designadas como máximos responsables de las cuadrillas de costaleros que tienen el privilegio de llevar sobre sus hombros al Nazareno de Córdoba y a su madre, María Santísima Nazarena, muchos asistimos esperanzados a la posibilidad de que aquella decisión determinara un cambio de rumbo cierto y necesario en la forma de guiar a una de las imágenes devocionales con más honda tradición en la historia de la religiosidad popular de la ciudad de Córdoba.

De ahí que muchas miradas estuviesen orientadas a contemplar con detenimiento el discurrir de ambos pasos de la cofradía bajo el cielo azul impoluto del Jueves Santo cordobés. En opinión de quien les habla, el resultado ha sido netamente positivo. El discurrir penitencial del altar itinerante que preside Jesús Nazareno ha recuperado el genuino sabor tradicional sobrio y elegante que siempre tuvo. De la mano de Javier Rodríguez Villalobos, la cuadrilla se ha desenvuelto con solvencia camino de la Santa Iglesia Catedral, dejando atrás imágenes que afortunadamente han quedado sumidas en el olvido.

Por su parte, el equipo de capataces de la cuadrilla de María Santísima Nazarena, con Sebastián tirado y José Peña al frente, han sabido imprimir igualmente, un sello diferente al caminar de la bellísima dolorosa del Hospital del padre Cristóbal. Un caminar mucho más decidido que se antoja más apropiado para el paso de palio de la cofradía. 

Dos cambios que se aprecian con nitidez y que propician un nuevo rumbo en la puesta en escena de la cofradía en la calle lo que, unido a la tradicional solemnidad del cortejo de la corporación del Jueves Santo, han dejado en la retina de los cofrades cordobeses la mezcla perfecta entre el tradicional sabor añejo del que siempre goza está hermandad y una manera de andar acorde a lo que se espera de dos pasos de una cofradía de silencio, lo que permite conceder una muy buena nota para la Hermandad del Nazareno.