Cuando el mes de agosto empieza a dar sus últimos coletazos y a la misma vez nos da algo de respiro con el calor y las noches son más llevaderas, me llega la noticia de que una gran persona ha sido llamado a compartir el reino de los cielos.
De verdad, que el golpe ha sido durísimo y más aún cuando te recuerdo en nuestras conversaciones por las redes sociales o en esas ocasiones que nos vimos. Es difícil de entender este tipo de situaciones que dejan un hueco y no hablo por mí, sino por tu familia.
La vida es muy complicada y difícil y las personas, la hacemos aún más complicadas con nuestras aptitudes y actos. Ahora, es cuando se valora verdaderamente el no haber tenido un hueco de tiempo, grande o pequeño, con ese familiar o amigo con el cual haber departido un café, una charla o simplemente una visita…
El tiempo hoy a media mañana se me ha parado… no me quiero ni imaginar a tu familia lo que es el tiempo ahora mismo.
Espero que allí donde te encuentres, seas el ángel de la guarda para quien tú sabes. Es muy complicado entender la perdida de un familiar, un ser querido o simplemente un amigo, pero con su dificultad es lo que hay y es lo que tenemos.
No me salen las palabras para seguir ni sé cómo despedirme, hoy.
Sean felices, de verdad que cuando menos nos esperamos vienen los palos que la vida nos tiene preparados y lo peor, es que casi nunca estamos preparados para ello.