Una conocida y prestigiosa tienda de antigüedades sevillana, situada en la calle Bustos Tavera, ha difundido a través de su cuenta oficial en una conocida red social una imagen de un boceto modelado en barro que atribuye al desaparecido imaginero Luís Álvarez Duarte y que, según se asegura en la publicación se corresponde con la imagen de San Juan de la hermandad cordobesa del Cister. Una pieza de 38 cms de alto que se especifica que pese a estar fechado está sin firmar.
Más allá de la correcta o incorrecta atribución de la pieza -muchas voces lo han puesto en duda-, no es la primera vez que circulan imágenes vinculadas a la cofradía cisterciense por el proceloso océano de la red de redes. En mayo de 2019, la cuenta de Instagram angelesdelcister publicaba dos imágenes inéditas de Nuestra Señora Reina de los Ángeles en Sus Misterios Dolorosos. Esta bellísima dolorosa sale de la gubia del insigne imaginero Luis Álvarez Duarte, siendo ejecutada en el año 1980, apareciendo en la primera de las instantáneas en el taller sevillano del escultor, quien lleva a cabo las primeras pinceladas de la policromía de la talla, comenzando por la cabellera. Con apenas una pequeña mantilla blanca, la naciente Señora de los Ángeles aún no muestra al devoto esa mirada baja y perdida tan sentida que la caracteriza.

En torno a 1976, un grupo de alumnos del Colegio de la Salle comienzan a idear un proyecto de nueva cofradía, entrando en contacto con un recién llegado fray Ricardo de Córdoba quien sabía de una Virgen de Gloria que el imaginero sevillano Antonio Eslava Rubio pretendía transformar en dolorosa. Tras fructíferas gestiones, la superiora del Monasterio del Císter accede a la fundación de la nueva hermandad en ese mismo año. Ya en 1978 se bendeciría la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Sangre, obra del imaginero carmonense Antonio Eslava Rubio.
No obstante, la corporación decide que cuando sea posible realizar la primera estación de penitencia lo hará con un paso de palio, poniéndose rápidamente en contacto con un joven Álvarez Duarte. La talla fundacional es de nuevo reconvertida en imagen de gloria, incorporando la realización de un Niño Jesús a Rafael Barbero. Así el 8 de diciembre de 1980 se presentaba Nuestra Señora Reina de los Ángeles en sus misterios Gozosos, en la misma ceremonia que se bendecía el grupo escultórico de la nueva dolorosa y de San Juan Evangelista.

En 1982, fray Ricardo de Córdoba da rienda suelta a la imaginación soñando con una próxima estación de penitencia de la Reina de los Ángeles, elaborando un emotivo dibujo de la primera salida de la dolorosa. Además, concibe el paso de palio ya concluido en todo su conjunto, el cual se dispone a salir de la estrecha puerta del Monasterio del Císter. Incluso fray Ricardo contempla el cuerpo de nazarenos de la cofradía. Este dibujo apareció en el boletín del X Aniversario Fundacional.
Sin embargo, aún el estimado sacerdote habría de esperar hasta el 8 de diciembre de 1986, cuando se realiza una procesión letífica conmemorativa del décimo aniversario fundacional de la cofradía, con buena parte de su orfebrería concluida y ciertos enseres de su guión procesional, como el estandarte bendecido en 1983 o el simpecado, de 1985, piezas diseñadas por el propio fray Ricardo de Córdoba, director artístico de la cofradía. Ya en 1987 la hermandad se integra en la Agrupación de Hermandades y Cofradías, con voz pero sin voto hasta realizar su primera estación de penitencia, que se produciría el Martes Santo de 1989.
La hermandad completa progresivamente su patrimonio. En 1996 quedaba concluida la orfebrería, mientras que los bordados, que se habían ido realizando desde el año 1983, se concluyen en 1995 con el excepcional manto realizado por Piedad Muñoz. No obstante, la incorporación del paso de misterio no se produciría hasta 1998, cuando la corporación comienza a salir desde el Convento del Santo Ángel, a donde se tuvo que trasladar en 1996 ante el inminente cierre del convento cisterciense. Este cenobio pasó a ser la sede canónica oficial de la Hermandad de la Sangre desde el 15 de enero de 2002, por decreto de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos de la Provincia Bética.