Era julio de 2012 cuando presentaba sus manos, el arte, la pasión y el amor a María como ofrenda a la Reina de todo un barrio.
Los nervios y la ilusión se mezclaban, seguro, en la mente y el corazón del joven vestidor, que llegaba para elevar al pódium de la belleza a la Señora, para completar su efigie, potenciar su calidad y resaltar los detalles que la identifican.
Y el resultado fue tan asombrado, con unas críticas tan buenas y la satisfacción unánime de los devotos y toda la feligresía, que Jesús Díaz Lora cumple este mes de julio una década vistiendo a la Santísima Virgen del Carmen de San Leandro.
A lo largo de estos años, el pistonudo profesional ha dejado cambios esteleras a la Reina y Hermosura del Carmelo, pasando por tocados de mantilla colocados con una gracia natural innata y un equilibrio perfecto en las formas; hasta originales estampas a partir de piezas textiles de hojilla o tul bordado.
La creatividad del artista y la precisión al colocar cada alfiler han posibilitado ver infinidad de atavíos de la Señora, y todos ellos distintos, especiales en su forma y disposición, exaltando la hermosura de la Madre de Dios.
La semana pasada hacía este humilde redactor el símil de algunos de los grandes vestidores de Sevilla con el caviar, y en este caso Díaz Lora eleva el noble oficio a la última potencia y la brillantez más clara, igual que ese diamante que reluce como ninguno en la distancia iluminando todo lo que le rodea.
Hoy será un día especial para el vestidor, recordando tantos y tantos cambios con la Virgen de la Granada o la del Rosario de San Jerónimo, pero sobre todo con la Virgen del Carmen que en poco más de una hora lucirá radiante por las calles de Sevilla gracias al colosal trabajo de este gran profesional. ¡Felicidades, Jesús!