Qué fácil es sacar un paso a la calle con una Imagen. Qué fácil (que no a nivel económico) es llevar a una banda en una procesión. Qué fácil es enchaquetarse para dirigir un paso. Y qué fácil es no ser una corporación adherida a la Iglesia. Pues sí, amigos lectores, esto es lo que vivimos en nuestra Cuaresma.
Cada vez más son las asociaciones que sacan sus Imágenes por las calles de las ciudades y pueblos haciendo las cosas a la manera de ser de lo que a unos pocos les convenga. Como dije hace unas semanas, las asociaciones cofrades, culturales y con otras denominaciones que no se encuentran en la Iglesia, que muchas sacan sus imágenes sin consagrar, y que se toman una de nuestras festividades más importantes por donde les viene en gana, cada vez van en mayor crecimiento. Y ser eso, una asociación cofrade, no está mal como tal. Lo que está mal es hacer las cosas a la ligera y por el camino más corto y más fácil, pero menos digno.
Si desde “arriba” no ponen medidas y soluciones ante esto, ¿para qué queremos las hermandades? (Obviamente, nótese la ironía, ya que son necesarias). Me refiero, si cada uno crea y deshace a su gusto (¿cuántas asociaciones han durado lo que han durado…?), si nadie tiene que interponerse en la forma de buscar a Dios, ¿qué pasaría si todas las nuevas corporaciones no quisieran llevar a cabo el proceso para convertirse en hermandad en su momento?
Quizá el carácter evangelizador se lo quieran pasar por el arco, y todo sea un simple teatro en la calle. O quizá no. Pero habría que tomar cartas en el asunto. Todo por la dignidad de nuestra festividad que tantos y tantos años de historia tiene, como para que vengan a mancharla.