La firma invitada, Opinión

El aplauso más largo

Parece que fue hace dos días, pero sólo Él sabía el destino que nos deparaba.

Cinco años desde que se empezaba a fraguar esta historia, que haría poner en el punto de mira a los Tres barrios como objetivo de una Santa Misión, donde no podía ser de otra forma, el Señor del Gran Poder sería la mano de la que toda Sevilla se agarraría para acercarnos a ese lugar que tan lejos quedaba y que tan cerca teníamos.

La Misión del Señor fueron tres semanas de entusiasmo desbordante, pero eso solo fue la punta de un iceberg en un trabajo de campo de muchos años atrás dedicados a conocer y a ayudar esos lugares.

No tengo palabras para agradecer al Félix Ríos y en su sucesión a Ignacio Soro, por darme la oportunidad, siempre de la mano de mi maestro Carlos Colón, de integrarme y meterme hasta el corazón de ese barrio, de sus gentes, de su verdad.

Que esos barrios sean tres de los cinco más pobres de España y de los quince de Europa, es una desgraciada realidad. Que esos barrios se encuentren prácticamente en el centro de Sevilla rodeados de barriadas con una situación media muy alejada de lo que allí hay, también es real. Que allí haya focos marginales, drogas, robos, etc.. existen, no lo vamos a negar. Pero ante eso mientras Sevilla, sus gobernantes y otras instituciones miraban de reojo, tuvo que ser la Hermandad del Gran Poder la que acercó los ojos del Señor a esa realidad para que a través de ellos se vieran las necesidades y las virtudes de ese lugar y de sus gentes.

He tenido la oportunidad con cámara al hombro de entrar hasta el último rincón de los barrios, en sus parroquias, en las humildes y muy decentes casas de los vecinos que allí habitan. Me han atendido como un “marques” ofreciéndome todo lo que tenían y me he sentido muy pero que muy pequeño ante tanta grandeza. He llegado a mi casa derrotado y confundido, he sentido vergüenza de mis propios pensamientos, desconocedor de la realidad que alli se vive y de la lección de aquellos vecinos. Gente en su mayoría humilde y buena.

En estos meses de edición de la película, me paraba a pensar, qué serian de nuestros barrios si ante problemas grande de vecindad, todos nos dieran las espalda. Que serían de nuestros hijos si en el lugar donde se criasen existieran cosas que desviaran sus vidas… en fin… quizás ahí radiquen muchos de los problemas…. no soy yo quien tenga las soluciones pero si me permito pensar en voz alta, Pienso que si se cuida la flor siempre habrá fruto. Y eso es quizás lo que el Señor nos ha dicho en esta Santa Misión…

Ayer en el estreno de la película vi en los ojos de los asistentes una emoción distinta a la que en otras ocasiones había sentido. No fue un día de hablar de cofradías, de vanagloriarse de lo excelente y maravillosa es nuestra estación de penitencia… no , no.. ayer todos salimos con nuestra propia Cruz en la espalda, con el sentimiento de que aquello no terminó cuando el Señor se volvió a despedirse de aquel lugar para retornar a la Catedral.

En esta película se cuenta la verdad de una realidad, no solo la verdad de unos días irrepetibles. Esta gente recuerdan a diario que fueron el centro de Sevilla, se siguen sintiendo orgullosos de ser ello.

«Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Esta sería la reflexión perfecta para seguir construyendo entre todos lo que se comenzó en esa Santa Misión, ojalá y el entusiasmo puesto en ese interminable aplauso al término de la película dedicado a los protagonistas junto al Señor, se prolongase en el tiempo y sigamos alentando nuestras conciencias y sigamos ayudando.

En estos tiempos que tanto trabajito nos está costando a todos tirar para adelante, miremos a esos otros lugares tan cercanos y como el Señor del Gran Poder extendamos nuestras manos para poco a poco ir sacando de estas listas de pobreza a Hermanos tan allegados.