El cirio, Opinión

El Cirio | La importancia de las Glorias

Existe una religiosidad profunda, llena de sensibilidades casi intangibles, de rezos callados que ungen corazones y calles, de humildad y sacrificio, de paciencia…

Nuestras ciudades viven gracias a ella, la devoción, sentimiento de encuentro indefinible que ilumina la fe en sus oscuridades cotidianas, encuentro de corazón a corazón con el Hijo Encarnado que sigue viviendo en el corazón de los hombres, gracias a que hubo una mujer, María, que quiso concebirlo en sus entrañas. Ella es desde entonces centro de esta religión cercana, sensible que constituye la esencia de las Glorias de Andalucía.

Para vivir y hacer vivir esta religiosidad nacieron las hermandades de Gloria. Desde los primeros tiempos del cristianismo aparece claramente constatado el asociacionismo devoto en torno a la Virgen María y en todas las poblaciones existe al menos una imagen de especial devoción, la Patrona, que cuenta con su hermandad de Gloria.

Virgen del Socorro

Las Hermandades de Gloria parece que sólo adquieren verdadera actividad en los días de sus cultos anuales y, sobre todo, en la Procesión de su imagen titular por las calles del barrio… pero no es así, muchas tienen todo un paradigma de lo que supone ser cofrade como vocación incansable en medio de muchas dificultades, con pocos recursos… pues así, se fragua la grandeza de una hermandad y de sus hermanos.

En la religiosidad barroca, siglos XVII y XVIII, estas hermandades eran las que marcaban la devolución popular de nuestros pueblos. Las advocaciones más populares, la cotidianidad, el rezo diario, la visita a sus capillas , la devoción viva de un vecindario que sentía a su Virgen como algo tan unido a sus existencias que muchas corporaciones tuvieron su primitiva sede en sencillos retablos callejeros. Existe todo un sentimiento íntimo, de búsqueda de cercanía, de afecto sensible que apenas requiere sino formas sencillas de expresión religiosa.

Las hermandades de Gloria supieron aglutinar a los vecinos en torno a la religión, les hicieron tomar conciencia de comunidad a barrios marginales y, además, hacían sentir la cercanía de la Virgen, pues era Ella la que vivía en sus calles, compartiendo inquietudes, anhelos…

Pues así es la historia de las Hermandades de Gloria, una historia normalmente mayor y más rica, que muchas de las Hermandades penitenciales de nuestras ciudades. Y por desgracia, muchos Kofrades de hoy en día desprecian y catalogan estás hermandades de segunda, pero yo les diría que en parte lo que hoy son las Hermandades de Penitencia, es gracias a lo que fueron en sus principios las Hermandades de Gloria.