A pulso aliviao, Opinión

El legado de monseñor

El pasado jueves celebramos el 75 aniversario del prelado hispalense, Juan José Asenjo Pelegrina. El arzobispo cumple ya la edad de finalizar su ministerio, hecho que muchos medios han tenido en cuenta para buscarle un hipotético sucesor o sucesores con rapidez y alevosía. Monseñor, mientras tanto, mantiene activa su agenda y este servidor aprovecha la ocasión para dedicarle unas líneas en homenaje a la década de verdadero servicio que nos ha regalado en la iglesia de Sevilla.

Realmente parece impensable que en la retina emocional de la ciudad hayan transcurrido diez años desde que el popularísimo y estimado Cardenal Amigo dejara el cargo en favor de un nuevo prelado, que no contó con el beneplácito de la ciudadanía hispalense, todo lo contrario. Aún resuenan las palabras del pregonero Henares reclamando al todavía prelado sevillano que no abandonara la Seo, e insistiendo en la poca necesidad de la presencia de un arzobispo adjutor que, lógicamente, recibió con desagrado el comentario poco afortunado.

El tiempo corre y aquellos detractores del nuevo dirigente de nuestra iglesia se comieron con papas bravas sus palabras, rindiéndose ante un hombre que ha hecho mucho y bueno por nuestra diócesis, y, cómo no, por las hermandades. Cuidado. Hacer mucho y bueno no significa agradar a propios y extraños, a pesar de que sea un criterio recurrente en la sociedad sevillana más clasista. Don Juan José ha apoyado activamente las labores, asistencia, caritativas y solidarias tanto en las cofradías como en el resto de instituciones. Su mensaje, por ejemplo, siempre lleva un recordatorio en favor de Cáritas, entidad que ayuda cada año a muchas personas en la provincia.

Destaca su incansable petición para aumentar el dinero aportado por las hermandades al Fondo Común Diocesano, que por cierto ha dado su fruto con un incremento importante y paulatino del mismo en el último lustro. El arzobispo ha mostrado igualmente su interés y ayuda a acciones sociales cofrades tan relevantes como: el Centro de Estimulación Precoz Cristo del Buen Fin; el Hogar Virgen de Belén para ayudar a mujeres embarazadas sin recursos, el cual fue impulsado por la Hermandad de las Cigarreras por la Coronación Canónica de la Virgen de la Victoria en 2018; o el Centro de Apoyo Infantil Esperanza de Triana.

No podemos olvidar tampoco la gestión firme, comprensiva y atenta de monseñor en el discurrir de las hermandades, siendo consciente de la importancia que tiene en su diócesis. Asenjo ha apelado constantemente por la unidad en las cofradías, favoreciendo una candidatura en lugar de las 3 o incluso 4 que han llegado a rondar en determinados comicios. Incluso ha mostrado su postura en problemáticas de horarios y recorridos de la Semana Santa, como los ocurridos en la Madrugada o el Martes Santo. Y ha soportado eficazmente un paulatino discurrir de dimisiones en el Consejo de Cofradías y gestoras en las hermandades.
El arte ha marcado sin duda otro capítulo destacado de Don Juan José. Quién no recuerda la reapertura del templo de Santa Catalina, la continuación de la restauración y limpieza de las fachadas de la catedral, o la exposición dedicada a Murillo celebrada hace un par de años en el mismo enclave.
Son muchas actividades, proyectos, cultos, homilías y bendiciones las que ha ofrecido el obispo saliente durante su ministerio. Don Juan José ha plasmado su carácter serio, discreto y servicial a cada labor desempeñada por la ciudad de la que ya es hijo adoptivo, con todos los honores que el cargo conlleva. Ha sido un camino empedrado para un hombre religioso y sencillo, que se ganado con trabajo y perseverancia un hueco en el corazón de los sevillanos. Gracias, Don Juan José. Deja usted un excepcional legado.