El día 18 de marzo de 2023, ha quedado marcado para siempre en nuestras retinas, ya que fue un día histórico para la Hermandad del Señor Resucitado de Luque. Se presentó la primera fase del dorado del paso, llevado a cabo por las mejores manos que podían existir las de José Antonio Cabello y su mujer, familia muy unida a la hermandad, que siempre han estado acompañando a la corporación desde sus comienzos ya que fue el escultor de la imagen y actualmente el dorador del paso procesional.
Por otra parte, se ha presentado la primera fase del paso de misterio de la Hermandad. En este caso se han incorporado dos soldados romanos con el fin de representar de una forma más fidedigna la escena expuesta en el evangelio de San Mateo (28, 2-5): “De pronto se produjo un gran terremoto, pues el Ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella. Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos”. Se trata de dos imágenes, obra del insigne imaginero cordobés Manuel Luque Bonillo, autor de tallas tan importantes como el Cristo de la Humildad y Misericordia de Bailén, las imágenes secundarias del misterio del Perdón de Córdoba o el misterio de Jesús de la Salud de la capital cordobesa. Ambas imágenes están realizadas para vestir en tamaño natural, gubiadas en madera de cedro y policromadas al óleo.
Representan a dos soldados romanos atemorizados que también habrían estado presentes en la crucifixión de Jesús, y a los que posteriormente se la habría encomendado la misión de custodiar el sepulcro de Jesús. Con su ejemplo nos muestran valores fundamentales en la vida de todo cristiano. La compasión la descubrimos en el soldado que observamos en el primer plano, a los pies del Resucitado. Se trata de Estefatón, nombre dado en las tradiciones cristiano medievales al soldado romano que le ofreció a Jesús una esponja empapada en vino y vinagre en la Crucifixión. Jesús declara “Tengo sed” y recibe la esponja empapada en vinagre. El significado del acto ha sido interpretado por la mayoría de historiadores como un acto de misericordia por parte de este soldado.
El arrepentimiento y la conversión lo observamos en el romano que se muestra tras el Señor. Longinos, centurión que según la tradición, por órdenes de Pilatos, estuvo al pie de la cruz de Nuestro Señor, siendo el que traspasó su costado con una lanza. En las Sagradas Escrituras se afirma que, al dar la lanzada, una gota del Salvador cayó sobre sus ojos y lo dejó sano al instante, llevándolo a pronunciar la célebre frase: “Verdaderamente, Este era Hijo de Dios”. Abandonó la carrera de soldado, siguiendo una vida monástica y difundiendo el evangelio, lo que lo llevaría a convertirse en un Santo Mártir de la Iglesia tras ser apresado y ajusticiado “San Longinos”.