Pasado el tercer domingo de Pascua, estamos inmersos en pleno tiempo de fervor mariano, tiempo que nos lleva hasta Adviento, este que todos conocemos como Tiempo de Glorias, esas que por muchos cristianos y cofrades son consideradas hijas menores de parroquias y cofradías.
Perdón, he dicho “por muchos cristianos y cofrades”, desde hace décadas me ha maravillado la tremenda lucha que supone para nuestras cofradías de Gloria poder mantenerse año tras año, económicamente, sosteniendo al menos una salida anual, cultos, y demás obligaciones del fervor mariano de sus fieles seguidores, y es que con las nóminas, creo que pequeñas, de hermanos les ha de suponer un verdadero ejercicio de habilidad máxima conseguir su salida año tras año y satisfacer a nuestra ciudadanía.
No todas afortunadamente tienen esa carencia de hermanos, pero las cifras de gastos son similares para todas, he contado de memoria, y siendo ésta la que más me falla últimamente, creo que al menos alcanzan en número a 15 hermandades de Gloria en nuestra ciudad, todas salen y sus gastos en banda de música, ornamento floral, cera, mantenimiento de paso, ajuar, etc. es muy similar para todas.
Lo que es desigual en muchas de ellas, por las diferencias señaladas, es la economía interna. Por lo que las dificultades a superar cada año para su salida procesional, es muy distinta en cada una de ellas, situación dolorosa para los que rigen sus destinos, y ahí el constante reto a superar año tras año.
Algunas como consecuencia de estas dificultades quedaron difuminadas en el tiempo, otras se han visto obligadas a reducir el gasto a la mínima expresión, sufriendo el detrimento en su número de fieles, calidad musical, exorno etc.
El resultado del trabajo de sus juntas en la superación de estas dificultades hará que todo siga yendo bien, triunfo de estas juntas luchadoras, enhorabuena por sus esfuerzos, y logros. Al menos por mantenerse, y siempre conseguir su anual salida, y que años tras año consigan mantenerse igual que en la canción “de gloria en gloria te veo”.