Córdoba, Galerias

La escena irrepetible de la Madre del Señor de la Caridad y el Nazareno de Aguilar

La Parroquia de San Francisco presenta estos días una escena singular por mor de la Magna que acogerá la ciudad de Córdoba en apenas unos días. Una escena muy especial en la que la Madre del Señor de la Caridad ocupa un lugar de privilegio toda vez que está protagonizando el tradicional triduo que la hermandad del Jueves Santo consagra en su honor. Si este miércoles la Virgen estaba acompañada de Nuestro Padre Jesús Nazareno de El Carpio, este jueves, ha sido el Nazareno de Aguilar de la Frontera quien ha compartido espacio vital con la dolorosa de la centenaria cofradía. Una nueva escena irrepetible que nuestro compañero Antonio Poyato ha atesorado para los anales de la Córdoba Cofrade.

En los años 80, se llegó a plantear que Ntro. Padre Jesús Nazareno pertenecía a la escuela napolitana, e incluso se llego a señalar como autor a un tal Giacomo y con su fecha de realización el año 1596, llegando a Aguilar en 1600. Los estudios históricos-artísticos más especializados han tendido a ubicarla en la escuela barroca granadina del ultimo tercio del siglo XVII y principios del XVIII, aproximándolo al taller del escultor José de Mora.

Llamas León va más allá, al afirmar que haciendo conjeturas podríamos figurar que la cabeza y las manos podían haber sido colocadas en el candelero de un cristo anterior, incluso dejando los pies antiguos, pues estos no son de la calidad artísticas de los otros elementos. A mediados de la década de los 80 se acometió la tarea de la profunda restauración de la Imagen Titular. Realizada finalmente por el escultor cordobés Miguel Arjona.

En 1985 se discutió si se realizaba un cuerpo nuevo a Jesús o se restauraba el que tenia. Se solicitó el necesario permiso a la Comisión Diocesana de Patrimonio Cultural, que accedió a que se desarrollara el proyecto de realizar un cuerpo al no corresponder el que tiene con la cabeza y manos. En 1996 se concluyó la misma a cargo de Miguel Arjona.

Actualmente la Imagen nazarena, es de madera policromada, siendo una talla de vestir. Cuerpo realista y alargado, con la anatomía bien marcada, inclinado hacia delante para soportar el peso de la cruz sobre su hombro izquierdo, y con la pierna derecha adelantada, dando la sensación de avanzar. En el hombro derecho presenta un resorte mecánico con el que se articula el brazo para realizar la bendición. Cabeza con pelo tallado y muy pegado a la misma, recogiéndose en la nuca, aunque se presenta cubierto con una peluca de pelo largo natural y oscuro. Rostro sin dramatismo, con leves muestras de dolor, acentuándose el sentimiento de tristeza. Mirada penetrante, dando pie a la emoción del espectador.

Frente con varias arrugas, al fruncir el ceño. Cejas arqueadas. Nariz larga y fina. Boca entreabierta y tallada milimétricamente. Barba oscura, bífida y con surcos más profundos que los de la cabeza. Cuello con venas y tendones bien marcados. Manos con una anatomía que raya la perfección anatómica, representándose claramente las venas, tendones y músculos. Pies menos trabajados. Policromía clara y mate, cuerpo blanquecino, salvo los pómulos y la frente que presentan ligeros toques oscuros, prestándose especial atención al colorido de las venas y, de los escasos hilos de sangre que caen por la nariz, las comisuras de los labios y el cuello.


Fuente documental | Hermandad del Nazareno de Aguilar