Francisco Romero Zafra es sin lugar a dudas uno de los imagineros cordobeses más reconocidos más allá de las fronteras de la ciudad de San Rafael. Un artista cuya contrastada categoría ha provocado que su nombre sea el elegido para materializar numerosos sueños de cofradía desde que la excepcional creatividad de su gubia, asombrase al universo cofrade con unas imágenes dotadas de la cualidad más esencial para que una escultura se convierta en una imagen devocional, la unción. Porque una imagen va mucho más allá de la aplicación práctica de un estudio de anatomía y así lo entendió Romero Zafra desde que comenzó su magistral andadura. Su dominio de la policromía, la anatomía y la expresividad, hacen que alcance en sus imágenes un realismo que pocos escultores contemporáneos son capaces de lograr.
Una de las joyas que nacieron de sus manos es Nuestro Padre Jesús del Amor Despojado de sus vestiduras, una maravilla que fue bendecida en 2008, que representa a Cristo en el pasaje evangélico donde se narra que fue despojado de sus vestiduras para su crucifixión, una vez conducido hasta el monte Calvario. Ocurrió un 14 de diciembre de 2008. Aquella mañana, la iglesia de María Auxiliadora de los Salesianos de Cádiz, fue testigo de un acontecimiento que cambiaría para siempre la historia de la cofradía del Despojado, en virtud de la llegada a la vida de sus hermanos de Jesús del Amor Despojado de Sus Vestiduras, la joya que Romero Zafra entregó a la Tacita de Plata. A las doce y media, tal y cuentan las crónicas, comenzó la ceremonia de bendición de la talla, cuyo encargado fue el salesiano José Antonio Perdigones, hermano número 1 de la corporación.
Además, la eucaristía contó con una nutrida representación de hermandades gaditanas, las corporaciones salesianas, las que tienen como titular a la advocación del Despojado y una representación del Ayuntamiento. El Señor presidió un altar especialmente concebido para el acontecimiento, a cuya conclusión el Señor estuvo expuesto durante todo el día para pasar al día siguiente a recibir culto al altar permanente ideado por la corporación en una de las naves de la iglesia. Para la bendición, un hermano donó las potencias del Señor y el propio Romero Zafra el cordón que rodea la cintura de la imagen. Una talla cuya financiación procedió de diversas donaciones que colaboraron a la asunción del coste. Las mencionadas crónica, recogieron las impresiones del entonces hermanos mayor,, Luis Rivero, quien subrayó la ilusión de la cofradía calificando la bendición como un referente para todos los hermanos.
Hace poco más de un año, nuestro compañero Antonio Poyato, se desplazó a Cádiz para dejar testimonio gráfico de una imagen excepcional. Una preciosidad que tienen la suerte de disfrutar cada Domingo de Ramos por las calles de Cádiz y de la que nuestro compañero Antonio Poyato quiso regalarnos esta excelente crónica gráfica que hemos querido recuperar en esta hermosa efemérides.