Los cortejos
De la Amargura al Silencio los dos cortejos más cuidados de la Semana Santa. De puertas hacia afuera pero también hacia adentro. La estación de penitencia no tiene que ser más que lo que su nombre indica. Tristemente han crecido los tiktokers e instagramers que echan mano de las redes sociales en medio de la estación, sacando su móvil e inmortalizando tal momento en las redes sociales. Por no hablar de los que en el Tiro de Línea se tomaron una foto sin el antifaz y con el cigarro en mano. Quizá este tipo de fotos sean las menos pero por las redes corrieron como la pólvora.

Las nuevas tecnologías
La Semana Santa de la nueva normalidad difiere de la anterior en que prácticamente han desaparecido los auriculares. Hace un lustro era habitual encontrarlos en multitud de asiduos a las procesiones pero el auge de las nuevas tecnologías ha provocado que se apueste por seguir la información cofradiera a través de las redes en especial de Twitter, dada su inmediatez.
La ausencia de El Llamador en el mercado de las aplicaciones bien la supieron aprovechar otros programas del resto de emisoras con sus correspondientes programas. En televisión vino a sumarse el programa de PTV en un mercado local dominado por La Pasión de 7tv que volvió a contar con el mismo formato al que nos tiene acostumbrados. En internet fueron aplaudidas las retransmisiones de El Correo así como de A pulso.
Hubo novedades también en las cámaras de la carrera oficial. La cámara araña que serpenteó por la plaza de San Francisco dejó bellísimos planos de los titulares así como del espacio, que en sus mejores momentos estuvo repleto de público contemplando el discurrir de las cofradías. De hecho, si en el resto del recorrido uno prestaba atención cuando veía los ciriales, en los palcos de la plaza lo hacía cuando observaba que dicha cámara se iba aproximando a la desembocadura de Sierpes.
Los exornos
Volvieron a estar a la cabeza el paso del Cristo de la Fundación de los Negritos, que desde hace años cuenta con un exorno floral al que es imposible hacer referencia. El Lunes Santo se erige como una jornada donde el exotismo está asegurado. De los más aclamados el de la Virgen del Rosario del Polígono de San Pablo, pero también gustó el de la Virgen del Rocío -no tanto el del paso de Cristo-, y el de las Mercedes de Santa Genoveva. El Jueves Santo llamó la atención el de la Virgen del Rosario de Monte-Sión. En los pasos de Cristo imperó el uso de flores con tonos morados. Se vieron por ejemplo en la Exaltación, Humildad y Paciencia, y en el Nazareno de la O, en quien es más usual, entre otros. Muchos se quedaron el sábado con el perfume de los jacintos de la Virgen de la Trinidad como última fragancia de la Semana Santa.

La música
Rosario de Cádiz y Pasión de Linares llevaron tras de sí una auténtica legión de seguidores. Acallados junto con la banda del Paso y Esperanza de Málaga por los sectores más conservadores de la ciudad -y cuyos tentáculos llegan hasta la prensa- no sucedió lo mismo con la opinión del público de a pie, que es en definitiva a quien pertenece la Semana Santa. Virgen de los Reyes recibió aplausos el Domingo de Resurrección, sonando como antaño. También fueron aplaudidas las Tres Caídas, que sigue teniendo un destacado papel en la Semana Santa y que dejó en la Campana uno de los grandes momentos en memoria de Juanma Martín sonando «Nazareno y Gitano», y las Cigarreras. La ausencia de sonido llegó con el silencio por las víctimas de la pandemia por parte de la hermandad de los Gitanos. Nunca un silencio en la Campana fue tan elocuente.

Las tradiciones que perdemos
Fueron ínfimas las mantillas del Jueves Santo que vimos y que estaban dentro de los cánones. También los trajes de chaqueta del Viernes Santo fueron escasos. Ritos como las visitas a los sagrarios el Jueves pierden su cada vez ayer más característico. Por el contrario, gana la moda más irreverente.
