El pasado lunes, como un jarro de agua fría, llegaba a la Hermandad de la Pastora de Santa Marina la resolución del arzobispado en referencia a la celebración de una Magna de las Glorias Sevillanas para 2023.
Palacio dictaba una negativa para dicho año a la propuesta impulsada desde la corporación de la calle Amparo. El motivo, al menos oficial, es la celebración del Santo Entierro Magno, que ya aludiría al leitmotiv de la frustrada Magna, el 775 aniversario del restablecimiento del culto cristiano en la ciudad tras la conquista de Sevilla por el rey Fernando III o nuestro patrón, San Fernando.
No obstante, Sevilla y sus hermandades han dejado patente a lo largo de la historia su capacidad sobrado de organizar varios eventos de gran calado en un mismo año. Solo hay que remontarse a las misiones del 65, a las procesiones celebradas a lo largo del siglo XX, a la comunión de un Santo Entierro Magno con la Exposición Universal de 1992 y la cercana muestra cofradiera en la Iglesia del Salvador, todo hecho y masticado en 12 meses.
Incluso es el mismo arzobispado de Sevilla que no ve factible la Magna de Glorias en 2023, el que ha aprobado 5 procesiones extraordinarias en un solo mes y en un solo año, este 2022 precisamente. La capital del Guadalquivir sí tiene posibilidad por tanto de combinar las procesiones de Gloria, seña de identidad y alma de la vida de la ciudad metropolitana durante gran parte del año; y varias procesiones de carácter extraordinario, que podrían haberse celebrado de manera más distante en el tiempo.
Por desgracia, con esta resolución vuelven a salir perjudicadas las Glorias, como ya ha ocurrido en el pasado reciente. Solo hay que mirar el caso de la Divina Pastora de Capuchinos, a la cual le fue denegada una procesión extraordinaria a la Catedral con motivo de los 100 años de la Coronación Canónica de la Imagen, frustrada en 2021 por la pandemia de covid-19.
Y este humilde articulista se pregunta: ¿A qué hermandad de Penitencia se hubiera negado una salida triunfal de su Virgen por el centenario de la coronación? Es evidente. A ninguna.
Por esta razón no es baladí que haya elegido para presentar gráficamente a la preciosamente representación Mariana de la Virgen del Pilar, con sede en la Parroquia de San Pedro, la primera gran devoción a la Madre de Dios conocida en Sevilla y con carácter glorioso para más señas.
Quiero recalcar con ello la importancia extraordinaria que tienen las Glorias de María en la ciudad Mariana por excelencia, siendo inclusive el germen de nuestra preciada Semana Santa.
Por ello, espero y deseo, como muchos otros cofrades, que la Magna haya sido simplemente aplazada, y pueda celebrarse con todo el esplendor que merece en años venideros. Nuestras magníficas Glorias bien lo merecen.