El Cirineo, Opinión

¿Más blanditos?… Queridos amigos: El Cirineo ha vuelto para ajustar cuentas con alguien… con todos

Seguimos igual, desde hace años. Sumergidos en la podredumbre de quienes piensan que la casa es suya, un coto de caza privado en el que disparar a quien molesta, respondiendo con insultos y amenazas a quien ejerce la crítica legítima, utilizando miserablemente todos los mecanismos que les otorga el poder casi omnipotente que se alimenta de rebaños aleccionados y comprados, capaces de vender su alma por otra salida extraordinaria que llevarse al costal e incluso, los más nuevos, por la esperanza de un futuro asegurado cuatro años más. Qué bonito truco ese de ir de casa en casa con la ficha de hermano bajo el brazo y el amable consejo de “no olvides apoyarnos porque con nosotros te garantizas unos años”. Repugnante.

“Estáis más blanditos últimamente”, me decían el otro día unos amigos. Me pregunté internamente si así era. Y si lo era, si la causa podría ser el hartazgo, el aburrimiento o la certeza de la dificultad de la lucha, por el silencio cómplice de quien debe remar contra corriente y no lo hace. O por el cansancio y la vergüenza ajena por ver cómo algunos llegan al extremo de amenazarte físicamente por dar tu opinión. Cobardes que ladran en redes sociales a cambio de un miserable mendrugo de pan, postureo patético de quien sabe perfectamente dónde encont­rarme y, curiosamente, no lo hace. Seré muy breve en este sentido: asisto a lo que quiero cuando quiero. Así ha sido siempre y así segu­irá siendo. Y quien tenga algún problema en este sentido ya sabe lo que tiene que hacer. “Estáis más blanditos…”. Qué poquito me conocen algunos.

Lo dije hace poco. Mientras estéis ahí, y piense que lo merecéis, la crítica seguirá existiendo. Eso es lo que hay. Si no os gusta, ya sabéis dónde está la puerta. No penséis ni por un instante que después de tantos años voy a responder con silencio a las amenazas y bravuconadas. Otra cosa es que siempre seré yo, y solamente yo, quien decida cuando responder. A cada payasada, una denuncia, a cada amenaza, otra sonrisa… Resulta bochornoso que estemos en estos niveles en una asociación adscrita a la iglesia católica. Pero esto es lo que sucede cuando se reduce una hermandad a una peña con barra libre. En esto habéis convertido lo que heredasteis de vuestros mayores, después de años prostituyendo lo que un día fue una gran familia. Qué lejos queda todo eso. Y qué asco y qué tristeza produce todo.

Y por cierto, seguid buscando, amigos. Buscad hasta debajo de las piedras. Hasta cansaros. Releed, una y otra vez a ver si encontráis carnaza a la que hincarle el diente. Aunque ya os anticipo que no la encontraréis. Llevo muchos años en este barco como para dejar que alguna vía de agua lo hunda. El barco seguirá a flote y mi voz intacta hasta que yo decida lo contrario. Para cuando estime oportuno denunciar lo que crea que debe ser denunciado. Con la misma libertad de la que hice gala siempre, concepto que algunos jamás comprenderéis. Y seguiré haciéndolo hasta que llegue el día en que alguien os sitúe en el lugar que os corresponde y por fin dejéis de destruir lo que un día fue maravilloso y habéis convertido en una cochiquera.

“¿Más blanditos?»… Queridos amigos: El Cirineo ha vuelto para ajustar cuentas con alguien… con todos…