Querido lector de Cruce de Gallardetes:
El fin de semana pasado, en plena octava de Pascua, el centro de la capital del reino, se llenó de alegría con motivo de la primera edición de la Fiesta de la Resurrección, llenándose la Plaza de Cibeles con 60.000 personas locas por Cristo.
Sin lugar a dudas, se trata de una extraordinaria apuesta de la Iglesia, por llevar esta alegría de la Resurrección de Cristo, al centro de la capital, manifestando a propios y extraños la felicidad que supone para los hombres de la causa de Cristo. Jesús murió por amor por nosotros, Resucitando al tercer día y dándonos así vida eterna. Por ello, que mejor que esta iniciativa, para llevar esa buena noticia de la Resurrección a nuestro mundo.
Una fiesta, en la que no faltó la música y en la que actuaron diferentes cantantes de diferentes estilos, no faltando, evidentemente el religioso. Culminó dicha celebración, con el canto de la Salve rociera.
Pues bien, comparto mi alegría por la primera edición de este evento y a la vez, comparto mi preocupación por el poco eco que tuvo la misma en los ambientes más cofrades. Parece ser, que poco nos importa en la vida de la Iglesia, parece ser, que poco nos importa cuando el último de los pasos se encerró en los templos.
Debemos de vivir más la Iglesia, debemos de implicarnos más con la causa de Cristo, debemos de tener un espíritu misionero, que nos haga ser portadores de la buena noticia del evangelio a nuestro alrededor. Por ello, ojala, el próximo año, esta fiesta de la Resurrección se multiplique por toda la geografía y en todas las plazas, se monte una gran fiesta para anunciar que Cristo vive.