Ha sido una semana difícil para aquellos que no comulgamos con ruedas de molino y deseamos que bellas palabras no se usen para esconder malas acciones y pensamientos. Han sido siete días llenos de hipocresía política, de plagios de personajes que se creen el Mahdi, espectáculos dañinos para la convivencia y sobre todo la verdad. Han sido horas de injurias, medias verdades, mentiras encubiertas, envidias, encono y complejos que se tiraban a la cara a la comunidad a la que pertenezco; la comunidad católica cordobesa.
Dijo Nelson Mandela refiriéndose a su excarcelación de tantos años: “Al salir por la puerta hacia mi libertad supe que, si no dejaba atrás toda la Ira, el Odio y el Resentimiento, seguiría siendo un prisionero” palabras que son una lección de vida y que sin embargo algunas personas que sempiternamente están usando conceptos como libertad, justicia o hermandad, no logran aplicar a su propia vida. El Resentimiento es su bandera y el odio su única fuerza, Hay gente así que escriben en periódicos de referencia en la provincia, son presidentes de mil y una organizaciones casi fantasmales pero que hacen mucho ruido, y pueden ser populares porque atacan un blanco fácil. Estas personas retuercen los conceptos antedichos, los falsean en su propio beneficio, y los hacen a medida de su carácter y personalidad, con ello quizás sus ansias de sentirse el salvador, el ungido, el mesías parecen triunfar. Uno no es Gandhi por hablar de la Paz, ni es Monseñor Romero por inventarse una persecución que sólo existe en su febril imaginación; ni es Luther King por plagiar su más famoso discurso.
Después hay otras personas de buena voluntad, no cabe duda, que son instrumentalizadas con la palabra de nuestro tiempo: la Paz; no ha habido época de la humanidad que se haya hablado tanto de la paz y que sin embargo más falsariamente se haya aplicado. Personas vestidas de blanco… bueno personas no, sólo mujeres eran las llamadas para tejer la Paz ayer en nuestra ciudad. No cabe duda que un propósito hermoso y al que cualquier ser humano decente daría su aquiescencia. Sin embargo era una paz con condiciones, capitidisminuida en favor de la interculturalidad y el mestizaje. Como español la palabra mestizaje no me crea ningún prejuicio, la labor más gloriosa de España fue el mestizaje americano. Sin embargo ese no es el mestizaje del que hablan los que hoy invocan ese concepto; cuando desde el neoliberalismo conservador o progre, el de ayer era un acto de un progresismo neoliberal progre, se menciona el mestizaje es para atacar todas las identidades y empobrecernos como seres humanos, lo que se ansia es una única humanidad, adepta a una sola religión, entregados a un sólo sistema político con un gobierno mundial y una globalización económica, a mayor gloria del capitalismo y el mercado; no hay más
Sin embargo todo eso con ser digno de tenerse en cuenta no se mencionaría sino fuera por un hecho grave, lo que se llamó abrazo por la paz en torno a la catedral no fue sino el encadenamiento a nuestro Templo Mayor en forma de advertencia o amenaza. Se construyó una cadena, no es baladí ni insignificante que la misma alcaldesa que clama por quitarle a los católicos su templo mayor fuera una de las personas que invitaron a la ciudadanía allí congregada a aislar la catedral, a encadenarla a sus propias convicciones.
Quizás las personas que estuvieron ayer en torno a la catedral nos podrían explicar con quien quiere que interculturicemos, permitanme el vocablo. Es triste que se compare la situación de la Catedral; recordemos que fue rodeada, aislada, y encadenada; con el conflicto israelo palestino. Quizás las personas que fueron promotoras de acto tendrían a bien; educadamente se lo pido; a pronunciarse sobre quiénes en nuestra ciudad son los israelíes y quienes los palestinos; sin embargo dichas promotoras y la señora Ambrosio no se acordaron de los cristianos perseguidos, asesinados, torturados, y recurrentemente masacrados en Oriente Medio. Para las personas que ayer vestían de blanco los niños, las mujeres, y hombres que como nazarenos siguen a Cristo en Siria o Egipto son invisibles.
Quizás pocos de los reunidos ayer, en torno al grandioso templo ribereño, saben que el blanco sería el color del estandarte de Qusay, antepasado de Mahoma, y se considera el color de los Omeyas y de los almohades. Curioso, muy curioso que los que quieren nuevamente hurtar el legado que le correspondo a la comunidad cristiana de Córdoba enarbolaran el mismo color de los que un día también derribaron la Santa Cruz. Es sintomático que se afirmara que lo que ellos llaman su mezquita era el símbolo de la paz de las tres culturas de la que Córdoba fue faro. Sin embargo esa mítica edad de oro no existió , los Omeyas, o quienes decían descender de ese linaje, masacraron en Córdoba a los cristianos que aquí querían conservar su Fe. Unos murieron como mártires, otros los más huyeron ante lo que era un autentico aquelarre de muerte y destrucción hacia las tierras del norte peninsular.
La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Puede que este diagnostico sobre la política del gran cómico norteamericano Groucho Marx sea el más certero para tratar de entender lo que ocurre alrededor del templo catedralicio, todo ello aliñado con raciones de marketing e ingeniería social. Ante eso sólo podemos anteponer el poder de la razón y la fuerza de nuestra voluntad que no es poco.