Querido lector de cruce de gallardetes:
Hace unos días, el mundo cofrade andaluz, recibía de buen agrado, el decreto por el cual, Monseñor José Rico Pavés, Obispo de Asidonia Jerez autorizaba la salida de Cofradías y Hermandades en la jornada del Sábado Santo, tras cuarenta años de suspensión.
Pensarán, que aplaudo una decisión que conlleva que salgan más Cofradías a las calles, pues no, no me quedo en ese punto de “sacasantos”, aunque me alegre de la decisión. No hay que quedarse en el titular, hay que ir a lo profundo ya que una vez más, Monseñor Rico Pavés, uno de los Obispos más brillantes a nivel mundial (y no exagero) nos regala, como en tantas ocasiones, un documento cargado de valentía, verdad, catequesis y defensa de la Fe.
Como un Obispo, en tan poco tiempo, pudo comprender y entender tan bien la valía de la religiosidad popular. Contra más leo el decreto, mayores regalos para la Iglesia y para los cofrades encuentro en sus sabias palabras. Qué manera tan enriquecedora de profundizar en la idea de que: “la piedad popular no puede permanecer ajena al carácter particular del Sábado Santo”. Estaremos en lo cierto, que ni la piedad popular puede permanecer ajena a este día, ni la Iglesia a la piedad popular, haciendo reflejo de esta idea en las palabras que más adelante escribe y que dicen así: «cuarenta años después de la entrada en vigor de esta Normativa Diocesana nos encontramos con una situación eclesial y social distinta, marcada por algunas paradojas: a la vez que constatamos la quiebra en la transmisión de la fe, observamos un crecimiento notable en el número de las Hermandades y Cofradías; mientras se percibe una caída de la práctica sacramental y litúrgica, parecen aumentar las expresiones de piedad popular. No son pocos los católicos cuyo único vínculo con la Iglesia y la práctica de la fe se encuentra en el mundo cofrade. Por superficial y débil que a veces nos parezca ese vínculo, debe ser cuidado».
Con estas palabras, Monseñor Rico Pavés, resume lo que es una realidad no solo en su Diócesis, sino en otras muchas: Parroquias con un descenso de sacramentos y de participación de fieles en la Santa Misa y el crecimiento de la religiosidad popular. Ciertamente, para muchos, este es el único vínculo con la Iglesia, lo cual, nos debe de hacer caer en la cuenta, de que este es un rebaño de la Iglesia al que no debemos de juzgar ni machacar, si no que por el contrario, debemos de evangelizar y hacerlos partícipes de la alegría del evangelio, para que, la participación en el mundo cofrade, sea la puerta que los conduzca a una vida cristiana plena, con Cristo y para Cristo.
Y continúa diciendo: «en el actual contexto, marcado interiormente por la fractura en la transmisión de la fe y exteriormente por un laicismo que pretende desterrar del espacio público cualquier manifestación religiosa, no podemos prescindir del potencial evangelizador de las Hermandades y Cofradías.». Pues si queridos amigos, por fin alguien lo dijo claro, no podemos prescindir del potencial evangelizador de las Cofradías ¿O acaso se piensan que estas instituciones llevan siglos o siglos tan solo porque si? No, estas asociaciones cristianas llevan siglos perdurando en el tiempo por su fuerte carácter evangelizador y por lo tanto, debemos de tener claro que en la Iglesia no sobra nadie, que todo el mundo merece ocupar su sitio y que si somos cristianos practicantes semanales, no nos podemos permitir el lujo de mirar por encima del hombro a nadie, puesto que en primer lugar, no es cristiano y en segundo, porque de hacerlo así, no tendríamos espíritu misionero, traduciéndose en que no nos hemos enterado absolutamente de nada.
También, sobre el párrafo anteriormente citado, quisiera destacar la idea que plantea, sobre la fortaleza de las Cofradías y Hermandades en la sociedad actual, no solo en la caridad, que lo sabemos, sino que la religiosidad popular, es un excelente caballo de batalla, frente a la creciente ola de laicismo que quiere eliminar todo lo que huele a la Iglesia de Cristo y con ella a la religión católica. No son tiempos de experimentos, sabemos que molestamos en las calles y plazas y las corporaciones penitenciales y de glorias, son la mejor manifestación que podemos sacar a las vías públicas para llevar por un lado a Cristo en la calle y por otro para hacernos de valer.
Quisiera terminar reflexionando sobre otro párrafo que nos deja Monseñor Rico Pavés y que podríamos decir, que resumen todo lo que anteriormente hemos hablado: «teniendo en cuenta que en el actual contexto de secularización creciente hay un grupo no pequeño de personas a las que podemos llevar el Evangelio gracias a las Hermandades y Cofradías, y que es fundamental no ceder ante el laicismo que se empeña en desterrar las manifestaciones de fe de los espacios públicos». Ciertamente, una procesión en la calle, sea la única catequesis que muchos vean en demasiado tiempo, aprovechemos pues, esta oportunidad que se nos brinda y quitémonos los complejos, para así, inundar nuestras calles de fe y devoción.
En conclusión, el decreto de Monseñor Rico Pavés, es directo, necesario y aclaratorio. Ojala, también las Cofradías y Hermandades, sepan aprovechar la oportunidad que se les presenta, para así, ser verdaderos instrumentos de evangelización como es el fin para el que fueron creadas.