Felicidades a todos aquellos que tengan que ver con el nombre que se celebra hoy, San Juan Bautista. Como manda la tradición esta noche pasada era el momento para echar a quemar todo aquello que nos trae malos recuerdos o creemos que no es bueno para cada uno de nosotros. Cada uno que haga lo que vea mejor.
Aunque el verano entró el pasado martes, de una manera muy fresquita, por cierto, parece que es esta noche pasada cuando de verdad nos vemos ya en la época estival del verano.
Atrás debemos dejar esos malos augurios que nos puedan molestar o que nos traen malos recuerdos. Hay que empezar a vivir y disfrutar y aquellos que vivan con esos recuerdos necios y estúpidos sigan con sus vanidades vacías de buenas profecías.
Dentro de las vanidades de cada uno que cada cual viva a razón de sus pensamientos, ahí está la realidad de cada uno de nosotros, una realidad que algunos tendrán llena de buenos augurios y otros la tendrán llenas pues eso de sus momentos malos y que solo les sirven para vivir en su mundo ideologizado pero que al final y al cabo es simplemente el humo de su aurea gris y confusa y sino tiempo al tiempo.
Esta noche fue para saltar y olvidar, para comenzar a disfrutar de todo aquello que nos deparará el juego de la vida. Cada uno que lo disfrute como pueda o crea conveniente, tan simple como esa máxima.
Recordaremos a los que de verdad merecen la pena recordar y dejaron un legado difícil de limpiar con un simple plumero. La conciencia de cada uno irá en función de sus vidas, siempre que crean en la conciencia, ya que para otros el masacrar a los demás de la manera que sea, será su único reino de taifas para sentirse reyes en algún sitio o momento.
Las confesiones, llegarán cuando tengan que llegar y de verdad que cada uno, será penitente de sus obras y a consecuencia de esas obras llegan las reacciones y debemos de estar preparados para lo mejor y lo peor, así de simple.
Espero y deseo que sus vidas no se estén construyendo sobre una base de naipes, que de momento parece fuerte, pero que pronto comenzará a resquebrajarse por doquier. Solo la vergüenza ajena les hará creerse sus mentiras y falsas apariencias. El juicio final es imparcial y nos pondrá a cada uno en el lugar que nos merecemos.