A pulso aliviao, Opinión

¿Besar o no besar?

La Hermandad del Carmen de San Cayetano en Córdoba ha abierto el melón del regreso de los besamanos, una decisión valiente pero quizás precipitada en el marco del claro aumento de contagios de los últimos días, motivo por el que se sustituyeron por las veneraciones hace más de 2 años.

Ante la vuelta del multitudinario culto, este humilde articulista se ha hecho dos reflexiones que vale la pena exponer de cara a los debates cofrades que se vivirán bajo las sombrillas ancladas en las playas andaluzas durante todo el verano.

La primera de las cuestión es la siguiente: ¿Estamos preparados para el retorno de lo besamanos?

Obviamente la pregunta no va dirigida al estado anímico de los capillitas, entre los que me incluyo, pues todos tienen la ilusión intacta para patearse las calles en busca de ese beso en la mano de su Virgen o el pié del Señor, el mismo que les da fuerza para sobrellevar las cruces personales que tanto pesan en algunas ocasiones.

Los besamanos se han convertido, desde un siglo aproximado que se llevan celebrando, en la cita ineludible de los hermanos de una cofradía y el éxtasis del fervor popular.

Pero estos actos también se han convertido en un pasado cercano, debido a que muchos los dejaron de ver con buenos ojos antes incluso de 2020 por el poco higiénico ritual de un beso tras otro durantes horas, más aún después de la pandemia vivida; junto al deterioro artístico que también padece la propia talla.

Hasta ahí la primera idea, siendo mucho más breve, lo prometo, con la segunda que ahora les formulo: ¿Son verdaderamente necesarios los besamanos?

Y con ello se está señalando directamente a las veneraciones, que se han convertiñdo en el sustitutivo más lógico de estos cultos tan personales, conservando la esencia del mismo, la cercanía entre Imagen y fiel, pero descartando el contacto.

Quizás ha llegado el momento de plantearse si este formato es más adecuado, tanto para la protección y salud de las tallas como la de los propios devotos.

Este humilde redactor deja ahí la balanza de un debate sano e interesante desde el plano de la fe, el arte o la salud, el cual deben recoger y analizar las hermandades para determinar lo correcto de cara a los años y décadas venideras, así como las sucesivas generaciones que las vivirán.