El Viernes Santo de 2019, cuando ni siquiera había concluido la Semana Santa, adelantamos en Gente de Paz la noticia de que José Manuel Maqueda, capataz del Santísimo Cristo de la Misericordia durante la friolera de un cuarto de siglo, había puesto de manifiesto su intención de abandonar su cargo en la creencia de que era el momento adecuado para poner punto y final a una exitosa etapa que se ha dilatado dos décadas y media. Un extremo que fue anunciado por el propio capataz a sus hombres a la llegada a la Basílica de San Pedro, tras la salida procesional del pasado Miércoles Santo.
En este contexto, en octubre de 2019, la Junta de Gobierno de la corporación de San Pedro eligió a José Luis Sánchez Redondo para que se hiciera cargo de la cuadrilla costalera del crucificad, antiguo capataz del paso de Cristo, con tres décadas como hermano de la corporación, que llevaba ejerciendo de manera efectiva como segundo de José Manuel Maqueda, cerca de una década.
Una realidad que acaba de truncarse debido a la dimisión que ha presentado a la Junta de Gobierno por motivos laborales que le impiden continuar desarrollando esta labor, compaginando está responsabilidad con la celebración de los ensayos y la igualá. En el comunicado difundido a sus hombres Sánchez Redondo explica que ha optado esta determinación porque la Hermandad aún no se ha reunido para tomar una decisión acerca de la continuidad de capataces y bandas por lo que es el momento para poder elegir a la persona adecuada. Se da la circunstancia de que Sánchez Redondo venía compaginando esta tarea con el cargo de Hermano Mayor de la Hermandad de las Lágrimas del Figueroa desde noviembre de 2021.
Su elección, basada en una incuestionable confianza por parte del máximo responsable de la hermandad que había sido capataz junto a Sánchez Redondo desde hace años, por lo que se trataba de una apuesta que garantizaba la continuidad en una forma concreta de entender la labor de capataz y de gestionar el equipo humano que realiza su trabajo bajo las trabajaderas del Cristo de la Misericordia. Una apuesta que deberá renovarse ahora con la elección de un nuevo nombre que se haga frente del martillo del primer paso de la Cofradía del Miércoles Santo.