El viejo costal, Opinión

El viejo costal | De lo visible y de lo invisible

Existe magia de verdad en el mundo cofrade, de esta nuestra ciudad o de cualquier ciudad que se precie como tal, y es que los cofrades tenemos el don de poseer sin que los demás lo vean de una serie de artículos mágicos, que ahora trataré de mostraros.

Cuando pasamos por una hermandad, normalmente la que consideramos nuestra hermandad, tenemos en ella amigos y, claro, usando la libertad regalada de Dios, también tenemos  personas que opinan de forma distinta en todos y cada uno de los temas, o problemas a los que con la lucha diaria la hermandad enfrenta.

También por el ejercicio de esa libertad, repito, dada al hombre y regalada por Dios, se van formando bandos, aunque algunas veces más parecen bandas, que manifiestan constantemente y a cada oportunidad lo desacertado del pensamiento de los que ocupan el bando contrario, quizás también debería decir banda contraria.

Y es así como se va fraguando el principio de lo que vamos a demostrar que es la magia en nuestras hermandades. Prosigo. Así, pasando el tiempo y con los apoyos de los que se van agregando a uno de esos grupos, pueden imaginarse, miembros de bandas de música, costaleros, grupos parroquiales y todos los que ustedes quieran, llegan a implantar sus ideas a golpe de urna, vamos quiero decir, que en elecciones democráticas y con el uso de los componentes de esos grupos y una increíble diversidad de promesas, casi todas incumplidas, gobiernan o desgobiernan la hermandad.

Y es ahí donde viene la magia. Automáticamente, muchos de los que por allí están, quedan inmediatamente cubiertos con el manto de la invisibilidad, ese que tenía Harry Potter, y que a él le permitía pasearse por todos los pasillos de Hogwarts, sin que nadie se percatara de su presencia. Pues eso pasa aquí, que una vez implantado en la parte vip de la hermandad a un bando de estos, quizás una banda, son muchos los que de forma inmediata quedan cubiertos por un tenue manto realizado de pelo de demiguise, esa criatura mágica que tiene el don de hacerse invisible.

Imposible, dirán muchos, otros dirán, no me lo puedo creer, pero la realidad es que el hombre desde el inicio de los tiempos ha usado la libertad regalada por Dios, para satisfacer la egolatría y demostrar la superioridad, tanto de ideas como de conocimiento, quizás aquí quedaría mejor de desconocimiento sobre el resto de sus iguales.

Ahora in-visibilizados para el resto de los hermanos, solo hay que dejar que pase el tiempo, ese que todo lo cubre con su manto de olvido, y ya hemos llegado a lo que yo quería demostrar, que en las hermandades existen ingentes cantidad de personas, que olvidadas, permanecen como su primer día, de vuelta a la casilla de salida, iniciando de nuevo su vida cofrade, y de esta casilla, todos los que no tienen el ánimo, la fuerza, o la paciencia de no importarle repetir décadas de su recorrido o vida cofrade, pasando de nuevo por más y más bandas de energúmenos como los señalados, pues sencillamente desaparecen, se van, se cansan y se retiran.

Eso mismo, le pasa a todos los que entran en este mundo de bandos, o bandas, que las más de las veces, inclusos los que cubren de invisibilidad a otros, terminan bebiendo en soledad, o rodeados solo de falsos allegados en un olvidado rincón de alguna taberna, planeando su regreso y maquinando de qué forma abordar de nuevo el poder, otros sencillamente pasan al mundo de los cofrades invisibles, donde acaban la mayoría. Así que ya saben, de este magnífico milagro que a veces se produce en nuestras cofradías.