Vamos camino del jueves Lardero, contamos cuarenta y seis días antes de Pascua y tenemos el día del Miércoles de Ceniza, pues el jueves anterior, es el jueves Lardero fecha que marca el inicio del Carnaval, ya saben “carnem-velare”, cubrir la carne.
A lo largo de la geografía de España se viene celebrando este jueves Lardero, a modo de preparación de las carencias de ciertos manjares durante la Cuaresma, atiborrándose de ellos. Y así tenemos tradiciones tan dispares como tomar chicharrones, butifarra de huevo, Cardo asado, coca de chicharrones o como en nuestra cercana Fernán Núñez huevo con pan, tradición que dicen se remonta a la celebración de la conquista de Granada.
Independientemente de las tradicionales máscaras, chirigotas, comparsas y demás actuaciones de tipo popular, yo que no soy muy carnavalero, siempre acepté que conviven unos días carnaval y cuaresma, desde el Miércoles de Ceniza hasta el Domingo de Piñata, fecha esta última del Carnaval en la calle.
Este tiempo de carnaval, es tiempo de transgresiones, de la más absoluta libertad de expresión, humorística, solemne en otros casos, con el punto de mira puesto en nuestra sociedad, en los políticos, en cualquiera que se mueva en prensa, radio o televisión, y así pasa que cualquier noticia es buena para crear una atractiva rima de fácil reproducción, y caiga quien caiga esa sale a la calle o se hace pública en los medios.
Nosotros, por el contrario, estamos llegando al pistoletazo de salida, preparación de ensayos de costaleros, cultos, periodo de finalizar las tareas pendientes previas a la salida, preparación de agendas de montajes, repaso de pedidos realizados y comprobación de medios, buscando las túnicas, y la ropa, empezando a aflorar los nervios y las tensiones acumuladas durante un año, eso sí, con la aparente serenidad de que todo está controladísimo, aunque sea aún el tiempo de controlar.
Hay que preparar lo verdaderamente nuestro, nuestra alma, el cuerpo y la ropa también, pero lo más importante, debemos de preparar nuestro perdón, sobre todo para los que han pensado que nos ofenden, carnavaleros sin corazón, que creyendo que lo tienen, expresan lo que a otros corazones les duele, y en la fiesta el dolor no tiene cabida, que el dolor viene solo, dentro de cuarenta y pocos días, seré testigo del dolor aceptado, dolor de un hombre, que también dijo “Padre, perdónalos, porque no saben los que hacen”.
Y así vamos conviviendo carnavaleros y cofrades, entre muertos y vivos, vamos camino de descubrirnos el rostro, quitándonos la máscara que oculta nuestra realidad, de que los caminos fáciles no nos hacen avanzar, que la dificultades es lo que de verdad nos hace mejores personas, mejores creyentes, y mejores caminantes.
Hoy cuando leas estas líneas, aún quedan dos días para el inicio del carnaval, ocho para el Miércoles de Ceniza y doce para el Domingo de Piñata, y a pesar de eso ya tenemos quien ha ofendido profundamente a algunos cofrades, lo que no sé, es si tenemos algunos cofrades que sepan perdonar, en “carnem-velare et maximam remissionem” (cubrir la carne y perdón máximo), ahora lo que nos toca es disfrutar del carnaval y tener una feliz entrada en Cuaresma.