Este es el itinerario de la salida extraordinaria de la Virgen de los Desamparados

La Hermandad de las Penas de Santiago se encuentra inmersa en la celebración de una importante efeméride, el cincuenta aniversario de Nuestra Señora y Madre de los Desamparados, la bellísima dolorosa, obra del imaginero sevillano Antonio Eslava Rubio, que actualmente procesiona a los pies del Cristo de las Penas, aunque no siempre fue así. Desde 1979 y hasta el año 1986 la Virgen de los Desamparados salió a la calle en el paso de palio de la cofradía, acompañada de la imagen de San Juan Evangelista, el Apóstol fiel, nacido también de la gubia de Eslava.

Con motivo de esta celebración, la ciudad de Córdoba recuperará momentáneamente esta escena, perdida desde la incorporación a la hermandad de otra belleza, la Virgen de la Concepción, cuya llegada propició que la dolorosa de Eslava pasara a conformar de nuevo el misterio de esta populosa cofradía del Domingo de Ramos. Así lo ha decidido la Junta de Gobierno de la Hermandad de la calle del Sol, que preside Rafael Moreno en su segundo mandato, tras ser reelegido el pasado mes de enero. La dolorosa presidirá una salida extraordinaria, bajo palio, el próximo mes de septiembre -el día 23-, para cerrar por todo lo alto la celebración del cincuentenario.

El itinerario que recorrerá la imagen discurrirá por Parroquia de Santiago Apóstol, (18:30h), Agustín Moreno, Plaza del Santísimo Cristo de las Penas, Plaza de San Pedro, Escultor Juan de Mesa, Plaza de la Almagra, Plaza del Socorro, Plaza de la Corredera, Rodriguez Marín, Capitulares, San Pablo, San Andrés, Realejo, Sta Maria de Gracia, Virgen de Villaviciosa, San Rafael, Arroyo de San Rafael, Arroyo de San Lorenzo, Ronda de Andújar, Alfonso XII, San Pedro, Plaza Cristo de las Penas, Agustin Moreno, Templo (00:30h).

La cofradía de las Penas de Santiago realizó su primera estación de penitencia en 1956, estrenando en breve espacio de tiempo la cruz del Señor que actualmente conserva y el paso tallado en madera color caoba obra del artista cordobés y hermano de la Cofradía don Ricardo Castillo Gutiérrez. Durante 16 años, el Señor salió en solitario hasta que en 1973, siendo hermano mayor José María Ruiz Polo se incorpora la imagen de Nuestra Señora Madre de los Desamparados y posteriormente, en el año 1978 la de San Juan Evangelista también del mismo autor.

En el año 1979, la Virgen y San Juan estrenan su propio paso de palio. No obstante, en el mes de diciembre de ese mismo año, un incendio asola en pocas horas la Parroquia de Santiago reduciendo a cenizas el paso del Señor y los respiraderos del nuevo palio, si bien, afortunadamente, las imágenes sufren daños de escasa consideración necesitando la Virgen y San Juan una restauración que es acometida por el imaginero sevillano Juan Ventura.

En el año 1987 se incorpora a la hermandad la imagen de María Santísima de la Concepción. Así, en un cabildo general extraordinario celebrado el día 17 de enero, los hermanos presentes aprueban por amplia mayoría su incorporación a la hermandad. Ese mismo año, María Santísima de la Concepción realiza, en el paso de palio, su primera estación de penitencia, pasando las imágenes de Nuestra Señora Madre de los Desamparados y San Juan Evangelista a los pies del Santísimo Cristo de las Penas.

La imagen de la Virgen de los Desamparados fue adquirida el día 17 de marzo de 1973 y fue bendecida por el entonces obispo de córdoba don José María Cirarda Lachiondo. La Coronación Diocesana tuvo lugar el 9 de marzo de 1980 en la iglesia parroquial de San Pedro, por el obispo don José Antonio Infantes Florido. En este acto, se le impuso a la Señora una corona de plata cincelada y sobredorada, sufragada por la feligresía y por diversos hermanos, obra del orfebre sevillano Manuel de los Ríos. Los daños que le ocasionó el fuego en 1979 hicieron que fuera restaurada por Juan Ventura en febrero del año 1980 quien, además de restaurarla, procedió a la fijación total de la encarnadura.

Es una imagen de candelero, que lleva talladas la cara y las manos en madera de pino de Flandes. Morfológica e iconográficamente, responde al gusto neobarroco. Su rostro maduro, de pálidas carnaciones, se anima con los consabidos postizos: ojos y lágrimas de cristal y pestañas de pelo natural. María eleva la mirada al cielo, y en la expresión del rostro, de facciones redondeadas, grandes ojos enmarcados por arqueadas cejas y entrecejo fruncido y boca entreabierta con labios temblorosos, concentra toda la grave carga del dolor. Las manos, artísticamente movidas, refuerzan el sentimiento de pesar que quiere transmitir la imagen.


Fuente documental: Hermandad