No se engañen vive del turismo quien no tiene otra riqueza, cuando otras industrias se acaban, o las cierran los mandatos de Bruselas, sólo la industria turística se presenta como salvavidas de los pueblos de la cuenca mediterránea del sur de Europa. No trato de escandalizar a nadie si afirmo que el turismo no es un gran invento, que produce monstruos, y que conlleva una serie de servidumbres muy lesivas. Sin embargo no voy a hacer aquí un tratado sobre esos hechos, básicamente porque no es el sitio, y el querido lector espera otra cosa.
Pero si haré una advertencia al mundo cofrade. Todos los llamamientos que se hacen desde nuestros dirigentes para arreglar tal o cual cosa, modernizar aquella otra, o sustituir la de acullá, para beneficio del turismo son medidas que se tornarán más pronto que tarde en nuestro perjuicio.
Creo que no ando descaminado si relaciono el hecho de que el cambio de carrera oficial (que ha sido necesario y cuya bondad es incuestionable) se presentó como un aldabonazo para aquellos “que nos visitan”, dícese turistas, con el argumento presentado por cierta plataforma en el sentido de que la iconografía cristiana es perjudicial para que los turistas tengan una compresión exacta de lo que es la catedral.
Es decir si el mundo cofrade espera hacerse valorar por lo que trae a las arcas de nuestra ciudad en forma de turismo, algunos vendrán que dirán que ya que la economía manda que se haga bendiciendo al becerro de oro con todas las consecuencias. El turismo no puede ni debe ser nunca razón para el universo cofrade porque el turismo pervierte tradiciones, el que paga manda. En un sistema de un ecosistema tan delicado como es el cofrade en el que la tradición es tan necesario; puede vivir una monarquía sin tradición pero no nuestra Semana Santa; hacer del turista el juez, el que paga y exige es muy peligroso.
El turismo de masas de nuestros días es simplemente ocio, los elementos culturales y sociales están en un plano muy posterior; hay quienes ya están empezando a vindicar que puesto que ese turismo se manifiesta de mil maneras posibles y tiene un origen multicultural y multiétnico es necesario que los reclamos que lo hacen posibles deben respetar esa “diversidad”; ojo no que el turista respete la idiosincrasia del lugar donde se haya y los sentimientos del paisanaje; no, sino que cualquier monumento, escultura, templo o excavación arqueológica debe ser una muestra falsificada de lo que de verdad significa o significó. Tengámoslo presente
Para aquellos que se rasgan las vestiduras, Nuestra catedral ha estado ochocientos años sin Unesco, sólo el pueblo cristiano cordobés debe decidir lo que es y lo que será