A paso mudá, Opinión

Juventud, divina fe

Como ya escribí hace varios meses, y ya he hecho referencia alguna vez que otra, el mundo de la Semana Santa tiene cabida para todos: mayores, ancianos, jóvenes, niños… y en los últimos años, la juventud cofrade está tomando un papel destacado. Por desgracia, y es una realidad que estamos viviendo, la juventud de la sociedad actual no tira para la Semana Santa o solo lo hace en los días de la festividad. Y, de todos es sabido, que la Semana Santa es sinónimo de hermandad, de unión, de alegría. Pero no nos engañemos. En todos los sitios donde hay muchas personas, hay choques de intereses, lo que no quita la presencia de los primeros calificativos, pero da que pensar en ciertos aspectos.

No obstante, a día de hoy, los jóvenes parecen implicarse en la vida de hermandad, en la vida de las bandas, algo menos en la vida de la Iglesia (que creo que debería ser fundamental), pero parece que no vamos mal. Sin embargo, hay ciertas conductas entre este sector que no entiendo, nunca he entendido y creo que nunca llegaré a entender: los gritos desmesurados hacia las Sagradas Imágenes. Entiendo que cada uno tenga sus sentimientos y que existan distintas formas de manifestarlos, ¿pero es necesario chillar de forma tan exagerada, desgarrada, donde el personaje en cuestión parece tomar más protagonismo que lo realmente importante? Y es que recientemente, lo he comprobado en distintos lugares, como incluso en la romería de mi ciudad. 

Tampoco entiendo a esos que van a las procesiones solo a grabar a las bandas, o a los que se esconden en nicks para promocionar solo lo suyo. Pero para esto, queda mucho tiempo por delante para escribirlo.

Disfruten de lo que nos viene.