A paso mudá, Opinión

La influencia de las bandas en las hermandades

La Semana Santa siempre se ha caracterizado por la solemnidad que siempre ha presentado, por la devoción por los Sagrados Titulares, y un largo etcétera. Sin embargo, hablo en pasado ya que a día de hoy no es del todo así. Volvemos a las miles de salidas extraordinarias, las cuales algunas no tienen justificación coherente alguna, no obstante, la mayoría sí. ¿Y cuál es el problema? Bajo mi punto de vista, el principal problema es el negocio que se está creando en torno a esto.

Realmente, pongamos un ejemplo ficticio: jornada de Lunes Santo en una capital, habiendo dos hermandades; la primera de ellas, un paso de misterio en silencio, con acompañamiento musical de capilla; la segunda de ellas, un crucificado con una banda, agrupación o banda de cornetas y tambores de nivel y muy reconocida. ¿Dónde creéis que habrá más gente? Yo lo tengo claro, aunque habrá alguien que diga que depende de ciertos factores y demás. Y así para todo, salidas extraordinarias, corpus, y resto de actos.

Y es que está claro que hay una “competición” (entended el concepto en el contexto) por quien lleva la mejor banda, ya que al final, se quiera o no se quiera, un acompañamiento musical de nivel hace que mucha más gente acuda a la procesión, y quizá no por el Titular en cuestión, sino por la música. Por lo tanto, el fanatismo lo veo presente más que nunca en la Semana Santa, donde las bandas tienen más seguidores que las hermandades, teniendo más tirón mediático que estas últimas, y donde creo que parte del sentido de la Semana Santa se ha perdido.

Recordad: lo importante en una procesión va encima del paso procesional, delante con sus hermanos nazarenos haciendo estación de penitencia y la devoción de todos los hermanos. Todo, y repito, todo lo demás, es secundario; desde el capataz que saque el paso, tanto la vestimenta del costalero como la banda de música que acompañe el acto.