Sevilla

La Sagrada Cena, promotora y pionera de la defensa del dogma, celebra la festividad de la Realeza de María

Reina de los Cielos es un título dado a la Virgen María, la madre de Jesucristo, por una parte importante de los cristianos, sobre todo por la Iglesia católica, y también, en cierta medida, en la anglicana, algunas iglesias luteranas (como la Iglesia de Suecia)​ y la Iglesia ortodoxa, para los que el título es una consecuencia del Concilio de Éfeso, del siglo V, donde la Virgen María fue proclamada “Theotokos”, es decir, “Madre de Dios”. Este título o nombre dado a la Virgen es una expresión de la veneración a María presente en la literatura, el arte, la música y la liturgia (en oraciones como Salve, Ave Regina Caelorum, Regina Caeli, en el Acatisto y en las liturgias armenia y etíope), la cual ha sido objeto de estudio de la teología. Desde el Concilio de Éfeso fue muy común la representación pictórica de María como reina. Ciudades en Italia y en otros lugares proclamaron a María Reina de los cielos también como patrona, como Siena, Massa Marittima, San Gimignano, así como Polonia y el Estado de Baviera.

En los tiempos modernos, la Iglesia católica también ha utilizado el título de Reina del Universo para María,​ reflejo de la comprensión científica moderna del espacio exterior. El papa Benedicto XVI señaló que la aceptación de María de la voluntad divina es la razón última por la cual es Reina de los Cielos. Debido a su aceptación humilde e incondicional de la voluntad de Dios: “Dios la exaltó por sobre todas las criaturas, y Cristo la coronó Reina del cielo y la tierra”. El título de Reina del Cielo también fue utilizado en la Antigüedad por religiones paganas que lo otorgaban a la diosa Asera, en este sentido, fue utilizado por el profeta Jeremías cuando reprende a los israelitas apóstatas, que negaban su fe en Dios.​

En las distintas confesiones cristianas, la representación de María como reina recibe una aceptación variable debido a las diferencias en la teología y la tradición en las distintas Iglesias. En la Iglesia católica generalmente se identifica a María con la mujer del Apocalipsis que aparece en el cielo coronada de estrellas. Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre la cabeza […] dio a luz a un hijo varón que gobernará todas las naciones con vara de hierro (Apocalipsis 12:1). El tema de la coronación de la Virgen se ha visto en el arte occidental desde la Edad Media y el título de “Reina de los Cielos” ha sido durante mucho tiempo una tradición católica, siendo incluido en las oraciones y la literatura devocional, mucho antes de que se instituyera la fiesta litúrgica en honor a la realeza de María por parte de la Iglesia. Durante siglos, los católicos, mientras recitaban las Letanías lauretanas han invocado a María como “Reina de los Cielos”.

El dogma católico afirma que la Virgen María, después de cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial (Constitución Apostólica Munificentissimus Deus). La doctrina católica sobre la realeza de María se expresa en la carta encíclica Ad Caeli Reginam, promulgada por el papa Pío XII al coronar a la Virgen en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, ​ carta con la cual instituyó la fiesta litúrgica de la “Bienaventurada María Virgen Reina”.​ Se afirma que María es llamada “Reina del Cielo” porque su Hijo Jesucristo, es el Rey de Israel y el rey celestial del universo; ya que en la tradición hebrea, la madre del rey es la reina, conocida en hebreo como gebirah (reina madre). Aunque la fiesta de María Reina se celebraba inicialmente el 31 de mayo por ser el final del mes mariano, luego fue trasladada para el 22 de agosto, la octava de la fiesta de la Asunción de la Virgen.

La Festividad de Santa María Reina o Realeza de María fue instituida por el Papa Pío XII, en el año 1954 para venerar a María como Reina igual que se hace con su Hijo, Cristo Rey, al final del año litúrgico. Para los hermanos de la Sagrada Cena esta festividad alcanza cotas importantísimas al ser esta corporación hispalense pionera y promotora en la defensa y proclamación de Nuestra Señora como Reina y Emperatriz de Cielos y Tierra, siendo la primera hermandad en proclamarlo el 22 de febrero de 1948, durante la Protestación de Fe de la Función Principal de Instituto.