La Junta de Gobierno de la Merced, reunida en Cabildo de Oficiales extraordinario, ha decidido, por unanimidad, otorgar el título perpetuo de Capataces de Honor de la Hermandad, a los hermanos Fernández, Pepe y Sebastián, a raíz de la renuncia voluntaria de ambos a seguir comandando la cuadrilla del palio de la cofradía y en señal de agradecimiento y reconocimiento a su labor al frente de la misma.
En la noche de ayer, durante la celebración del segundo día de Triduo, tuvo lugar la entrega del nombramiento. Durante el acto, se vivieron momentos muy emotivos, desde la entrega del reconocimiento donde recibieron un aplauso eterno, hasta los discursos, tanto del Hermano Mayor como de los propios Capataces de Honor, que fueron muy emocionantes. Además, a este homenaje acudió gran parte de la cuadrilla de costaleros de Santa María de la Merced para acompañarlos en un momento tan especial.
La Hermandad de la Merced cerraba este Lunes Santo una etapa importante de su historia, la que guarda relación con la cuadrilla del paso de palio de la bellísima dolorosa de Francisco Buiza y más en concreto con su dirección, toda vez que la persona que ha ejercido de capataz durante más de cuatro décadas, Pepe Fernández, ha tomado la decisión de cerrar esta etapa de gloria al frente de uno de los pasos más admirados de la Semana Santa de Córdoba.
Siempre con el importante apoyo de su mano derecha, su hermano Sebastián, que también deja su puesto, Pepe Fernández ha dejado un sello inconfundible, perfecta simbiosis entre la elegancia y la alegría que siempre destila el andar del paso de Santa María de la Merced, fruto de un impecable trabajo cimentado en décadas de sabiduría puesta al servicio de la cofradía del Zumbacón. Y lo que es más importante, deja su cargo en el punto más álgido de esta impecable trayectoria, evidenciada en una puesta en escena que brilló de manera sublime este Lunes Santo, con la Virgen de la Merced embelesando a la Córdoba cofrade.
Respetado y admirado, Pepe Fernández deja una huella imborrable, imposible de borrar. Un hueco que será muy complicado de rellenar para las personas que deban asumir el reto y ostentar el privilegio de ser timoneles del velero en el que la Virgen de la Merced seguirá enamorando a Córdoba. Un relevo que, en buena lid, habrá de estar dotado de la naturalidad necesaria para que el cambio fluya con éxito. En este sentido, todo apunta a que el próximo capataz del paso de palio de la Reina de San Antonio de Padua deberá salir del equipo que ha acompañado a los hermanos Fernández en los últimos años, aunque esta es una decisión que habrá que dilucidar en breve.
Sea como fuere, Pepe Fernández ha logrado lo que sólo los grandes hombres consiguen, saber decir adiós en la cúspide. Una verdad muy a destacar en los tiempos que corren y que se antoja un valor añadido para un capataz cuyo nombre está escrito con letras de oro en la historia de la Semana Santa de Córdoba. Gracias, Pepe Fernández, por todo.