Siguiendo en la línea con lo escrito la semana anterior, la cual introduje así:
Si por algo me he caracterizado en esta casa, es por hacer artículos de opinión, en la mayoría, sobre todo lo referente a la música procesional. Y es que, a día de hoy, y desde hace ya algunos años (bastantes), el músico cofrade tiene un papel bastante difícil.
Continúo hablando sobre el papel del músico cofrade haciendo referencia a diferentes aspectos. Partiendo de que no tiene el valor merecido, dejando de lado otros aspectos de la propia vida, cuando veas a un músico ten en cuenta las siguientes cuestiones:
Recuerda que, como cualquier persona, tiene unos sentimientos los cuales pueden ser dañados con cualquier gesto despectivo. Si falla un solo, no se lo digas, si desafina, no se lo hagas saber. Al final, él está ahí para ponerle música a la procesión que vas a ver para que tú disfrutes, no para que vayas con lupa a buscar las cosquillas.
También, son personas las cuales, en el mejor de los casos, reciben un bocadillo tras terminar de tocar junto a un refrigerio, así que si, puntualmente, ves a un músico en un bar, no los juzgues. Muchas son las horas que pasa durante el año y en las diferentes procesiones como para no tener derecho a descansar y reponer fuerzas unos minutos.
Finalmente, si en tu chicotá tan esperada pasa a tambor, no critiques a la formación. Por lo general, tocan lo que piden y ninguna banda ha de verse manchada por comentarios sobre algo que suele ser ajeno a ellos.
La música procesional es un arte tan bonito que llega a emocionar a todo el mundo. No lo autodestruyamos con comentarios absurdos y valorémoslo como se merece.