Ha vuelto a ocurrir. Una nueva hermandad ha sufrido la irracional de gentuza impresentable que odia todo aquello que no entiende ni respeta. En esta ocasión ha sucedido en tierras de Jaén. La sede social de la Hermandad de la Virgen de Fátima de la localidad jienense de Alcalá la Real ha sido objeto de un ataque en virtud del cual ha ardido parte del inmueble. Un ataque intencionado que ha sido comunicado a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para que inicien la oportuna investigación.
Pese a que el incendio pudo ser controlado con celeridad, se han perdido velas y regalos que estaban preparados para este año, así como diverso mobiliario. Adicionalmente, el trono nuevo ha sufrido daños que aún están pendientes de valoración. De la misma dependerá que la corporación letífica decida restaurarlo o no.
Respecto a la investigación hasta el momento lo único que trascendido es que la policía local ha encontrado una caja vacía de cerillas lo que induce a pensar que efectivamente el ataque ha sido intencionado. Cabe destacar, no obstante, que el inmueble no ha sufrido daños significativos por lo que es lamentable suceso ha sido afortunadamente menos grave de lo que podría haber sido de no haberse podido controlar el fuego con la celeridad con la que se logró apaciguar.
Sea como fuere, estamos ante un nuevo episodio de una persecución que va in crescendo contra todo lo que huele a incienso, alimentado de manera deleznable por cierto espectro político social sin que hasta el momento nadie haya sido capaz de atajarla, mientras muchos cofrades y católicos de los cuatro puntos cardinales de la geografía española, se preguntan con insistencia qué tiene que pasar para que alguien ponga en los medios para detener esta miserable y cobarde escalada de violencia.
