Opinión, Verde Esperanza

Cádiz y una deuda pendiente

De sobra es conocido que Cádiz vivirá un gran acontecimiento cofrade el próximo 17 de septiembre, amén de la celebración de una procesión Magna con motivo del 300 aniversario del comienzo de la edificación de la Catedral gaditana. En ella participarán dieciocho hermandades, de las cuales ya se conocen varios acompañamientos musicales.

Que el mundo cofrade es tan ingrato como otros ámbitos de nuestra sociedad es algo que resulta obvio, toda vez que el primero, al final, no viene a ser otra cosa que el reflejo del segundo.

Como decía, paulatinamente se van dando a conocer las bandas que sonarán en la Tacita de Plata en tan magno acontecimiento, siendo algunos de ellos muy rimbombantes, permitiendo acompañamientos musicales extraordinarios en el más amplio sentido de la palabra.

Sin embargo, llama poderosamente la atención el hecho de que hasta la fecha la Agrupación Musical Polillas de la propia Cádiz no haya sido confirmada para ninguna hermandad, tampoco la Banda del Rosario o Ecce Mater. Bandas, todas ellas, que dejan el nombre de una ciudad que no goza del reconocimiento mediático que debería, en un gran lugar por donde llevan su música. Ya escribía en este sentido hace varios años en el artículo “La ciudad que no valoraba lo propio“. La situación poco o nada ha cambiado.

En el caso de Polillas, llama aún más la atención que dos de las hermandades que participan -el Perdón y el Despojado– contaran con sus servicios la pasada Semana Santa. En cuanto a la primera, la brillante formación gaditana viene haciendo sonar sus sones en la Madrugá del Viernes Santo desde la Semana Santa de 2019, con el notable salto de calidad respecto a lo anterior, y con el componente añadido de que la banda ha sacrificado su Jueves Santo para estar en plenitud para la estación de penitencia del Perdón. Esta misma cuaresma, la formación estrenaba la marcha “Perdónalos”, dedicada al titular cristífero de la corporación. No obstante, todo parece indicar que la corporación de la Santa Cruz va a apostar por otra agrupación musical y por una banda de cornetas para la ida.

En el caso del Despojado, gracias a la gentileza de Polillas la pasada Semana Santa se evitó una situación tan desagradable como que el titular tuviera que recogerse en silencio, ya que debido a un retraso la formación que acompañaba a la hermandad decidió retirarse. La banda gaditana, que había acompañado a la Hermandad de la Sagrada Cena, ya recogida el Domingo de Ramos, se personó en la recogida de la hermandad salesiana. La Hermandad del Despojado ha decidido firmar a la Centuria Macarena.

Podría particularizarse más, analizando si todos los acompañamientos musicales anunciados hasta la fecha superan la calidad de Polillas. Pero en lugar de ello, cabe hacerse una pregunta a nivel general. ¿De verdad se va a quedar Polillas sin sonar en la Magna gaditana? No se trata de un gesto de caridad o de solidaridad, sino de justicia. No solo por la impecable trayectoria de la banda tanto con las cofradías de su ciudad como allende sus fronteras, llevando el nombre de la capital gaditana a gala allá donde brinda su música. Sino, particularmente, por el excelente nivel musical que la formación posee en la actualidad, y que se disfrutará a buen seguro en los traslados de ida de las hermandades de la Sentencia y el Nazareno de Santa María, que al menos han apostado por la banda para ello.

¿Se imaginan una Magna en Sevilla y que no suene Virgen de los Reyes; una en Córdoba sin Redención; una en Málaga sin Paso y Esperanza o el Cautivo o en Jerez sin los sones de la Sentencia? Llevar sones de Polillas es llevar primer nivel musical, con un repertorio exquisito y un resultado más que destacable en la puesta en escena en la calle. No me entra en la cabeza que haya dieciocho pasos en las calles y ninguno de ellos suene a Polillas. Las hermandades de Cádiz tienen una deuda que no debería quedar sin saldar. Aún hay tiempo…