El forro del bolsillo de Doraimon

Suspira el querubín en la noche aciaga en que el capitán del barco contó y recontó a los que estaban listos para remar y al parecerle pocos a punto estuvo de tirar su sombrero por la borda y maldecir porque pensaba que aquello ocurrió por endiosar del desterrado.

Suspira el alado porque en la guerra morada que algunos se han querido inventar y otros se toman a guasa cubana, hubo quien adoptando el papel de Doraemon, tiró de bolsillo mágico para comprar amigos y aliados al ver que con sus tropas profesionales el morado se ponía cada vez más negro.

Suspiró el ángel tras reír divertido al comprobar lo mal que sentó que, en el otro lado de la trinchera, uno fuera a contar las verdades del barquero y es que Doraemon se encontró con que, aunque su bolsillo era profundo, hubo un momento en que llegó a tocar el forro.