En mi Huerto de los olivos, Opinión

En mi Huerto de los olivos | 51 años junto a ti, gracias papá

Desde hace seis meses no he podido por avatares de la vida sentarme ante mi portátil a escribir lo que pienso, siento y veo. Estar pendiente de mi padre que su enfermedad daba notas alarmantes de decaimiento y los pormenores de nuestra boda, me hicieron retirarme durante este tiempo de Gente de Paz.

Pero después de unos días complicados, muy complicados en agosto del año pasado, septiembre nos dio un respiro para poder terminar de perfilar nuestra boda y que él disfrutara de ella como lo hizo y de la de su nieta.

51 años, en los cuales fuiste mi guía en un camino que no fue fácil para ninguno de los dos. Primero porque en aquellos años setenta la vida en este país tuvo una convulsión social, impresionante y que dieron paso a nuestros días de convivencia aunque algunos sigan dispuestos a remover los cimientos de una guerra que no tiene sentido remover, el pasado no mueve molinos y sólo puede agitar aspectos guardados en los libros de historia.

En aquellos primeros años por el Campo de la Verdad, donde vivíamos y donde comencé a dar mis primeros pasos agarrado a tu mano, los pocos ratos que pudimos ya que tu búsqueda incansable de encontrar un buen trabajo te hizo llegar a donde llegaste con el esfuerzo de un padre para sacar a su familia hacia delante. Allí delante de la Parroquia de San José y el Espíritu Santo, saltaba y corría aquel pequeño infante lleno de cardenales y heridas en sus rodillas. No es menos cierto mis miradas hacia aquel Señor semi colgado o semi descolgado, que corría por aquellas columnas y entre medias de los bancos de aquella Parroquia fría de la mano de mi tito sacerdote.

51 años, en los que como toda buena familia busco su casa por varios barrios de Córdoba, hasta llegar a donde normalmente vivíamos. 51 años, de vacaciones en tu pueblo con mis abuelos paternos, donde hice amistades que a lo largo del tiempo yo me alejé de ellos, por las circunstancias que cada uno escogemos, pero que a día de hoy me demostraron fueron las mejores y a buen seguro que seguirán siendo.

51 años, de ejemplo como padre de tus hijos, marido de tu mujer, trabajador en tus trabajos, cuñado de tu familia política, amigo de tus amigos y hermano de tus hermanos. Me enseñaste todo esto e intento a día de hoy serlo. La vida de hoy en día no es como aquella y lo hablábamos en nuestros mediodías tomando tu medio de fino y yo mi refresco.

51 años, en los que me hablabas con una dulzura, pero a la vez con una firmeza que aun sin entender, muchas veces, tus decisiones me hicieron ver lo acertado que estabas. Lo que no aprendí de ti, fue ponerme en mi sitio y así me ha ido en muchos aspectos de mi vida, hasta hoy. Cuidado con aquellos insolentes que no me respeten, porque ni perdono ni olvido, simplemente tendrán lo mismo que son ellos, miseria al ser unos miserables en valores y respeto.

51 años, en los cuales me enseñaste a valorar lo que se tenía en casa, tanto en la riqueza como en la pobreza y lo más importante respetando a todos aunque a más de uno no se merezca ni una sola mirada de compasión por su necedad y creerse lo que no es, reyes de arena y que el desgaste del tiempo los desmoronara.

51 años, donde me demostraste que hasta tu último aliento de vida hay que luchar como lo hiciste y los que no quisieron disfrutar de ti, ellos se lo perdieron, yo disfrute de ti tanto que estoy tranquilo y satisfecho a pesar, de que tu marcha fue tranquila y en paz. Hechos son amores y no buenas razones.

51 años, en los cuales he aprendido como debo de ser a partir de ahora que has marchado. Seguro que lo mismo que fuiste mi ángel de la guarda en la tierra lo serás ahora en el cielo tanto mío, como de tu mujer, de mi hermana, de tu nuera, tus nietos, tus nietas, tu biznieta y biznieto que pudiste ver días antes de tu partida celestial.

51 años, que algunos demostré no ser el mejor hijo, seguro, pero tú si me demostraste que fuiste el mejor padre que podía tener. Llegará algún día que nos encontremos, espero que me recibas con los mismos besos con los que te despediste en mi mejilla. Te amaré a cada instante de mi vida y sabes lo que eres de importante para mi compañera de viaje.