En la iglesia de Santiago el Mayor, sede de la cofradía de la Redención, se encuentra una bella imagen con el Niño Jesús en brazos que antaño ocupó el retablo donde actualmente se encuentra el Señor de la hermandad del Lunes Santo. Podemos contemplarla en la nave del evangelio, lugar donde fue colocada cuando la hermandad de la Redención se fusionó con la sacramental de Santiago, a principios de los años ochenta del pasado siglo. Allí puede observarse una obra atribuida a Roque Balduque, imagen de vestir que siglos antes era de talla completa y que fue mutilada durante el barroco, en el trascurso de una moda que provocó que no pocas imágenes pasaran a ser vestidas con telas siendo amputada parte de su anatomía.
La imagen perteneció a una congregación constituida por mujeres y, aunque los datos son bastante confusos, se conoce que ya existía desde el siglo XVIII y que estuvo en activo hasta las primeras décadas del siglo XX ― aunque con importantes etapas de inactividad ―, ya que Romero Mensaque, en su libro El Rosario en Sevilla, afirma que se le celebraran los actos al menos hasta la mediados de la segunda década de la pasada centuria. De su etapa de esplendor, además de la efigie de la Virgen, también se conserva el simpecado de gala, estrenado en 1800 y cuya pieza está bordada en oro, plata y seda sobre terciopelo verde.
La imagen contó además con sus actos en el mes de diciembre. Para esta ocasión, la junta de gobierno se reunía un mes antes, siendo esta una de las dos reuniones que se celebraban anualmente. La otra tenía lugar en el mes de abril, donde se abordaba la elección de los cargos así como el estado general de las cuentas. Así lo recogen las reglas de la congregación que, aprobadas en 1914, venían a configurar una asociación que sustituyó a la hermandad nacida durante la segunda mitad del siglo XVIII.
Esta congregación, también formada por mujeres, contó con la aprobación por parte del arzobispo de Sevilla, Enrique Almaraz y Santos, el 17 de julio. En la carta se estipuló que se trataba de una asociación “ad experimentum”. Una vez otorgada la licencia, la congregación comenzó a poner en marcha los actos y cultos en honor de la titular. Con la mirada puesta en la festividad de la expectación de Nuestra Señora, el día 18 de diciembre, la junta de gobierno debía elegir si por estas fechas se celebraba un triduo o una novena en su honor, actos que se irían alternando según conviniese la junta de gobierno.
Se tiene constancia del triduo celebrado en 1914 los días 18, 19 y 20 en honor de la Virgen de la Esperanza, gracias al cartel que Romero Mensaque incluye en la obra anteriormente citada. Se trata de uno de los últimos cultos de los que se tiene constancia, siendo predicados por Pedro Luis Cruz Sánchez, capellán del instituto María Inmaculada; Miguel Bernal y Zurita, presbítero ecónomo de San Nicolás; Manuel González Garzón, coadjuntor de la iglesia de Santiago.
Desde entonces, poco más se ha conocido sobre una congregación que rindió culto a una imagen que durante siglos congregó a los feligreses cada día 18 de diciembre para celebrar una festividad que en Sevilla es todo un referente. Hoy en día, esta lograda imagen de Roque Balduque duerme en un retablo desde el que divisa los actos que se celebran en su interior, añorando los tiempos pasados donde los devotos asistían a sus plantas días antes de la celebración de la Navidad.