Córdoba, Portada

La Paz se tiñe de luto por la muerte de Pilar “Campos”

“Lamentamos el fallecimiento de N. H. Pilar Peña González, conocida cariñosamente como Pilar Campos. Muchos de nosotros la recordamos participando en todos los actos de la hermandad a la que tanto tiempo dedicó, destacando su labor como camarera de nuestros Sagrados Titulares. Que Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia y María Santísima de La Paz y Esperanza la acojan en su Gloria. D. E. P.”.

Con este sencillo mensaje Hermandad de La Paz y Esperanza ha querido poner negro sobre blanco el profundo sentimiento de tristeza que invade a la Hermandad por la pérdida de uno de sus personajes ilustres, cuya pérdida deja tras de sí un recuerdo imborrable y un sinfín de emociones imperecederas. Su cuerpo está siendo velado en el Tanatorio de las Quemadas. La misa de funeral se celebrará este viernes, a las 10 horas, en la Parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza, en la calle Conchita Cintrón, junto al Centro Comercial La Sierra.

Y es que de cuando en cuando la información cofrade se trufa de tristes noticias, nos hace regresar a todos a la amarga realidad y a la crudeza de la vida por la que nos ha tocado deambular, forjar sueños, soportar tempestades, construir proyectos y sufrir pérdidas. Noticias que suenan como un aldabonazo en el corazón de quienes las leen y nublan el alma de propios y extraños.

La imagen de Pilar, figura esencial de la historia de la hermandad de la Paz y Esperanza, se encuentra indisolublemente ligada a la de su marido Pepe Campos, a la de toda su familia y a la memoria colectiva de la corporación cordobesa. Fallecida a los 90 años recién cumplidos, ha ejercido todas las labores imaginables dentro de la hermandad a los largo de toda una vida de intensa vinculación. Muchos han sido los hermanos que han compartido vivencias insustituibles en su cercanía, en cultos, cruces de mayo y ferias y en la cotidianidad de la hermandad. Su recuerdo permanecerá para siempre enraizado a la historia de la cofradía capuchina.

Una dolorosa pérdida, que siempre lo es cuando se marcha una persona cercana, acrecentada por las especiales circunstancias en las que nos encontramos inmersos, a causa de la terrible pandemia que está asolando el planeta y que mantiene latente el daño causado por la pérdida de tantos seres queridos, y una noticia que ha llenado de consternación a sus familiares y amigos y a todos los cofrades que compartieron parte de su vida con ella.