Córdoba

La Virgen del Carmen, de Romero Zafra, vuelve a Bujalance tras hacer sido trasladada a un convento de Málaga el pasado verano

El pasado mes de julio la localidad cordobesa de Bujalance se llenaba de estupor. La falta de vocaciones era el motivo esgrimido por la comunidad de carmelitas descalzas de la población para abandonar el convento de San José y Santa Teresa de Bujalance, después de 310 años de estancia en la localidad cordobesa, para trasladarse a Málaga. Un traslado que encerraba, detrás de las razones logísticas derivadas de la “falta de personal”, una consecuencia indeseada para los vecinos del pueblo, la marcha de la Virgen del Carmen, una maravillosa imagen, de sereno rostro, tonos morenos y bella mirada, que porta en su mano derecha el cetro de Reina y en la izquierda una preciosa imagen del Niño Jesús, nacida de la gubia del imaginero cordobés Francisco Romero Zafra, a la que llaman en el pueblo la “Guapa de Bujalance”, por razones más que evidentes.

Y es que las monjas se llevaban a la imagen, así como todo su ajuar. Una Virgen que preside una hermandad y que goza de una importante devoción en la población lo que no ha sido óbice para que se anunciase que la imagen lefítica abandonaba Bujalance con las religiosas, lo que llenó de consternación a los bujalanceños, motivo por el cual, se produjeron movimientos que apelaban a la ·generosidad” de las carmelitas para que reconsiderasen su postura y no dejasen al pueblo huérfano de una devoción que las propias monjas se han encargado de alimentar con el paso del tiempo.

Meses después, el párroco de la Asunción y de San Francisco de Bujalance, Manuel Roldán, ha confirmado una noticia que ha trasformado en alegría la desazón latente desde entonces, y que los sueños de miles de ciudadanos de Bujalance han soñado todo este tiempo, el retorno de la imagen de la Virgen del Carmen a su pueblo merced a una cesión propiciada por la comunidad de Carmelitas de Málaga, donde se encontraba desde su marcha. Una gran noticia que descansa en la generosidad de las religiosas que ha permitido que la Virgen del Carmen regrese al lugar del que nunca debió marchar.

La presencia de la comunidad carmelita se remontaba al sacerdote Pedro Verdejo de Béjar, quien inició todos los trámites para obtener de la Orden las licencias necesarias para llevar a cabo la fundación del Convento de San José y Santa Teresa de las hijas de Santa Teresa. A pesar del fallecimiento de su promotor, la licencia de la Orden el 16 de Mayo de 1699, la del obispo D. Pedro de Salazar el 15 de abril de 1700. Y la más difícil en conseguir, la del Consejo de Castilla se pudo obtener el 18 de mayo de 1706. Tomaron posesión del convento situado en la Puerta y Plaza de la Cruz, el 22 de junio de 1708. Trasladándose el Santísimo Sacramento desde la Parroquia por D, Bernardo Velázquez, canónigo de la Catedral de Córdoba, el día 24 del mismo mes considerado este día como fecha oficial de la fundación. Una densa historia que de algún modo vuelve a latir con el regreso a casa de la Virgen del Carmen.