De Cerca, Portada, Sevilla

Marcelino Manzano: «Ahora mismo tenemos que centrarnos en vivir la Cuaresma y la Semana Santa de una manera diferente, más íntima y recogida»

Don Marcelino Manzano ostenta desde 2014 la responsabilidad al frente de la Delegación diocesana de Hermandades y Cofradías, un área dentro de la Archidiócesis de gran magnitud, por ejemplo, si nos atenemos al número de corporaciones existentes en la misma. Esto provoca, por tanto, que el trabajo sea permanente y a su vez se divida en diversos ámbitos como caridad, formación, cultos y un sinfín de actividades. Pero también sigue de cerca la actualidad. El coronavirus, las oraciones que eleva por los más necesitados o los enfermos, la celebración de una Semana Santa sin desfiles procesionales y cómo vivir estos días, también están presentes.

– Una Semana Santa sin pasos. ¿Qué cree que puede enseñarnos esta semana mayor tan distinta?

Creo que puede enseñarnos, ya lo está haciendo, muchas cosas. Por ejemplo, la centralidad de la fe en Jesucristo; la importancia de la oración; el crecimiento en las actitudes de amor a todos, también a los que no conocemos; el redescubrimiento de la familia como iglesia doméstica, y el propio redescubrimiento de algunas relaciones familiares que teníamos tal vez descuidadas; la atención a los mayores y enfermos; el agradecimiento a los trabajadores públicos y privados de sectores esenciales; la conciencia de nuestra pequeñez; lo absurdo de nuestras soberbias; las virtudes de la fortaleza, la esperanza, la templanza, etc. Y saber qué es realmente lo importante, lo nuclear de nuestras vidas. Y descubrir que en ese núcleo está el Señor, acompañándonos y fortaleciéndonos.

– ¿Ve en la actualidad exceso de superficialidad en el mundo de la Semana Santa?

Lo cierto es que los creyentes en general, no solo el mundo de las cofradías, parecemos adolecer de una falta de profundidad espiritual, es decir, de una relación más personal y comprometida con Jesucristo, y de que esta relación se exprese en la intimidad de una oración más continuada y una participación más asidua en los sacramentos. Lógicamente, en esta generalidad hay muchas excepciones, pero la verdad es que nuestro Arzobispo nos encomendó a los cofrades tal objetivo para el presente curso: crecer en la comunión con el Señor, ser verdaderos amigos de Dios.

– ¿Piensa que esta Semana Santa sin desfiles procesionales ayuda a los cofrades a comprender mejor la vida de las clausuras?

Si por clausuras entendemos las de los conventos, debo decir que las hermandades y cofradías son ya muy sensibles a la vida contemplativa, y ayudan mucho a los conventos, y tienen un gran cariño por las monjas de clausura, y por la vida religiosa en general. Incluso hay una hermandad, la de Ntra. Sra. de la Antigua, del Salvador, cuyo principal fin es la ayuda a los conventos de clausura.

Si por clausuras entendemos la necesidad del recogimiento y el silencio orante en nuestras vidas, o sea, la necesidad de una mayor y mejor dimensión contemplativa de la vida de los cofrades, pienso que sí, que esta cuaresma y Semana Santa tan diferentes van a ayudar a ello.

– La corporación de Ciudad Jardín continúa en la línea de querer acudir a la Catedral el Sábado de Pasión. ¿Recomendaría usted seguir con esta idea o sería mejor aparcarla en el tiempo?

Yo siempre he valorado mucho, y así lo expreso públicamente en todo momento, el sentido y el valor de las hermandades de penitencia o de gloria que se han fundado en los últimos años en nuestros barrios. Contribuyen sobremanera, también con sus procesiones en las calles de sus barrios, a la evangelización, con ese rico lenguaje de fe con que se expresan las cofradías, y participan satisfactoriamente en la vida parroquial. Creo que se está realizando de esta manera una gran labor pastoral y también creo que sería muy provechoso que se siga creciendo en este aspecto.

– La Misión solicitó ir a la Catedral en septiembre de 2009. Han pasado diez años desde entonces. ¿Ve realizable este sueño a corto plazo?

No me corresponde a mi poner o quitar plazos, ni siquiera para los sueños. Pero me remito a lo comentado anteriormente, es decir, a destacar y valorar la gran labor que las hermandades del Viernes de Dolores y Sábado de Pasión realizan en sus barrios, el gran bien que llevan, el convertir el día de su salida en el día en que Cristo y María se hacen cercanos a la gente, procesionando por las calles del barrio.

“Yo siempre he valorado mucho, y así lo expreso públicamente en todo momento, el sentido y el valor de las hermandades de penitencia o de gloria que se han fundado en los últimos años en nuestros barrios”

– Una procesión extraordinaria de acción de gracias cuando pase esta crisis por la que atraviesa el país. Algunos piden que sea procesionado el Santo Crucifijo de San Agustín. ¿No cree que esta petición responde más a un sentimiento romántico que indaga en la búsqueda del pasado más que por la devoción que actualmente despierta la imagen?

Ahora mismo tenemos que centrarnos en lo urgente, en lo inmediato, es decir, en vivir la Cuaresma y la Semana Santa de una manera diferente, más íntima y recogida; y, por supuesto, en ser buenos ciudadanos y ayudar a que pase la epidemia del coronavirus. De todas maneras, entiendo que hay quien, pensando en la justicia y necesidad de dar gracias a Dios en el futuro, (pues Dios no nos está abandonando), ya planee alguna forma de realizar esa acción de gracias, y que sea con alguna procesión extraordinaria. Lo entiendo, aunque insisto en que ahora estamos en otra cosa. Ya se verá el modo concreto de dar gracias a Dios, si de manera interna o externa. La principal manera, desde luego, será la acción de gracias personal, con una conversión hacia una vida más cristiana. A partir de ahí, es lógico pensar que, en nuestro modo tradicional de dar las gracias de manera extraordinaria a una necesidad extraordinaria, se pueda planear algún tipo de procesión. De todas maneras, el Stmo. Cristo de San Agustín es una imagen tan digna como otra que esté expuesta al culto para que sea cauce de nuestra expresión de agradecimiento al Señor.

 – Como sabe, desde el Vaticano han abordado la idea de realizar un fin de semana en septiembre con desfiles procesionales. ¿Cuál sería su opinión al respecto?

Me remito a lo ya expresado por el Arzobispado. Cuando pase el estado de alarma, el Arzobispo y el Consejo Episcopal estudiarán el asunto.

– ¿Se retransmitirá por internet algún culto durante la Semana Santa en la Catedral?

No lo sé, esa iniciativa y responsabilidad compete al Cabildo Catedral. Lo que sí puedo decir, por mi parte, es que es intención del Consejo de Hermandades transmitir vía streaming el Triduo Pascual (Jueves Santo, Viernes Santo, Pascua de Resurrección) desde la Capilla de Santa María de Jesús, su sede canónica, como venimos haciendo con la misa dominical. Es un modo de estar en comunión todos los cofrades de Sevilla en los días más importantes del año litúrgico, en los que, por qué no decirlo, vamos a echar mucho de menos las salidas de nuestras cofradías.

“Es intención del Consejo de Hermandades transmitir vía streaming el Triduo Pascual desde la Capilla de Santa María de Jesús”

– ¿Cómo pasará la Semana Santa Marcelino Manzano?

Aparte de que, como todo parece indicar, estaré recogido en mi casa por el estado de alarma, gracias a los medios tecnológicos voy a poder seguir acompañando y atendiendo espiritualmente las áreas pastorales que la Iglesia me ha confiado: el Seminario, el Consejo de Hermandades de Sevilla capital y las hermandades y cofradías de la Archidiócesis. Como ya he dicho, también es mi intención celebrar el Triduo Pascual en la capilla del Consejo y retransmitirlo en directo por streaming, además de seguir asistiendo, junto con los demás formadores del Seminario, a la comunidad de Hermanas Teatinas que viven y cuidan precisamente del Seminario y de la Clínica de Fátima. Además de esto, seguiremos con la oración y el estudio, dos actividades también muy cuaresmales, y muy convenientes en el estado actual de obligado recogimiento. Y siempre a disposición de cualquier necesidad material o espiritual que una persona o familia me requiera.