El que está lleno de mierda, es un cagón, un mierdoso, un autentico detritus, un señor que es sucio y bastante repugnante. Sin embargo hay gente que reivindica ese estado, el estar lleno de mierda para dar y regalar; no es extraño. Hay gente a la que la mierda le ayuda a no verse interiormente; sólo se ocupan de la mierda y claro huelen a mierda. Es un olor que puede deberse a no reconocerse en el niño bien transmutado en sectario marxista-leninista. Eso si es una mierda sin legionela pues carece de huevos; quien es valiente para zaherir y blasfemar desde las redes sociales no vale la pena ni como individuo ni como portapañales.
Ese niño bien un día se reconoció en el Che, en Lenin, en Cienfuegos, en Castro y hasta en los jemeres rojos…y se entristeció mucho ya no había ejércitos rojos en los que militar, él como payaso hubiera estado en el frente cultural lejos de donde las balas muerden y la mierda puede oler a sangre y muerte de los propios; ese niño bien echó de menos las “románticas” chekas donde se educaba convenientemente, entre otros enemigos, a creyentes católicos por el hecho de serlo, y se entristeció de nuevo porque pocos, muy poquitos hubieran entendido que se pusiera a quemar iglesias. Desde luego podemos imaginar a un niño bien triste y lleno de mierda.
Su mierda como podemos comprender es una mierda que cuesta bastante arrancar de su alma. Él dice no tenerla, pero nosotros sabemos que si; y como lo sabemos somos distintos y donde él se permite blasfemar e insultar nosotros anteponemos no un perdón buenista y buenrrollista sin sentido, sino la esperanza en el que todo lo puede, y quizás en un día, no muy lejano, caerá desde el caballo lleno de porquería y mierda que cabalga y vea la luz limpia de un Dios misericordioso.