Otro Rocío del Cielo en la retina de la memoria y el desasosiego y la melancolía se convierten en sentimientos invasores del alma de muchos romeros que regresan a sus tierras tras haber presenciado uno de los fenómenos más espectaculares de la religiosidad popular andaluza.
A ritmo vertiginoso y cada vez más irritante son los pareceres que se vierten durante el desarrollo de la procesión de la Virgen del Rocío en las redes sociales sobre las peculiaridades que hacen de la romería más multitudinaria de España, un ente único e inalterable en el tiempo. Y créanme cuando les digo que el que escribe estas palabras también ha pecado de no comprender el porqué de las tradiciones instauradas a lo largo del transcurso de la romería y las acciones que engloban el aura que rodea a tan significativa festividad. Pero es que, realmente, el afán por golpear todo lo que no es entendible a la supuesta “razón” de muchos ha terminado por resquebrajar la tolerancia que, a buen recaudo, portan esos muchos por bandera, transformándola en viles ataques contra la íntima religiosidad que percibe cada uno.
Una auténtica catarata de comentarios nocivos contra fenómenos, no nos engañemos, más que curiosos e inexplicables para cualquiera que no haya sido partícipe o simplemente no crea y no se considere parte de la Santa Madre Iglesia, como es el accidentado salto de la reja o las continuas caídas del paso de la Virgen del Rocío en medio de un mar de fieles inabarcable hasta donde alcanza la vista, fusilan sin piedad el más que latente sentimiento rociero. Pareceres que van más allá que intentar llegar a comprender el funcionamiento del mecanismo rociero y que descargan su más que envenenado dardo hacia una diana cada vez más perforada por quienes se ponen el abrigo de la “diversidad”, pero que lo único que portan es la bufanda de la vergüenza y de la superioridad moral.
Usuarios escondidos bajo seudónimos y falsos avatares que actúan constantemente contra lo que ellos consideran una sociedad retrógrada reflejada en la imagen que describe el “caos” que se produce en las mareas de romeros que abarrotan las arenas del Rocío cuando hace acto de presencia la más Blanca de las Palomas.
Muchos de ellos, irónicamente, forman parte de las avanzadillas de la izquierda política que pelean y ladran como animales contra los cuerpos de seguridad del estado en manifestaciones y protestas que terminan por concluir en batallas campales más propias de la segunda guerra mundial que de una sociedad “cívica” y “tolerante” a la que realmente ellos creen que pertenecen.
Las hordas que secundan el miserable sketch de TV3 contra la Virgen del Rocío muestran ahora sus fauces en las redes sociales- su zona de confort- para atacar a la religiosidad popular con falsos testimonios y con una superioridad moral que roza lo repugnante. Una falsedad ataviada de una transigencia podrida hasta la médula y que refleja la sinrazón de las mentes que navegan por el ciberespacio y por ende por nuestro extenso mundo que creen como suyo.
Es la sociedad que han querido crear, en medio de un sálvese quien pueda global y de la demagogia más pura y dura vestida de un buenismo cimentado en un pensamiento único e irascible contra todo lo que se aleje de él.
Deléitense…