Cuando nos encontramos celebrando la octava de Navidad y Jesús preside los templos y hogares de la tierra, el calendario nos señala la festividad de San Esteban, primer mártir de la iglesia católica.
Quizás, está celebración pase desapercibida entre tantas luces y ruidos, incluso hasta por la grandeza de la Navidad, pero para mí, personalmente está en el día más indicado del santoral.
No voy a pararme a detallar la historia de San Esteban pues todos sabemos que fue martirizado por la causa de Cristo ¿Qué me dice a mí como cristiano su festividad tras la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo? A mi modo de ver, me muestra que el nacimiento de Cristo es para todos, que todos formamos parte del plan de salvación de Dios y que aunque este es todo amor, que fue lo que le hizo bajar a la tierra, seguirlo no será fácil.
Seguir al Niño Dios no será fácil en dos sentidos; en primer lugar, porque debemos de seguir los preceptos que nos marcan las escrituras y habrá muchas cosas que no nos lo permita como puede ser nuestra fragilidad humana y en segundo lugar, porque nos insultaran y calumniaran por su causa, como San Esteban
Que el mártir que hoy celebramos sea nuestro modelo, para permanecer firmes en la fe y seguir a Jesucristo cada día.